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MEMORIAL INFANTERIA 69

ASPECTOS INSTITUCIONALES En su pecho luce un total de 23 condecoraciones, nacionales y extranjeras,pero conociendo al general Álvarez sé positivamente que para él la mayor recompensa es, sin duda,la íntima satisfacción del deber cumplido. Este es su brillante historial militar, el resumen de una ejemplar hoja de servicios, que nos causa profunda admiración y sirve de estímulo a todos los infantes. Hablar del Tte. Gral.Álvarez Jiménez es hablar de disciplina; de absoluta lealtad hacia superiores y subordinados; de caballerosidad, naturalidad, cercanía y trato exquisito en sus relaciones; de extraordinarias dotes de mando, serenidad, valor y capacidad resolutiva en situaciones críticas; de sólidos principios morales, rectitud de ideas y firmeza de carácter; de honradez, amor a la responsabilidad y compromiso con la institución;de sobresaliente competencia profesional, no exenta de humildad y sencillez. Hablar del Tte. Gral.Álvarez Jiménez es hablar de abnegación, espíritu de sacrificio, iniciativa y perseverancia,virtudes sobresalientes de la Infantería y todas ellas en él en un nivel excepcional. Hablar, en fin, del Tte. Gral.Álvarez Jiménez es pensar en el soldado de Calderón de la barca, es referirnos al paradigma del infante de Camilo José Cela, es evocar la estampa de los grandes capitanes de nuestros ejércitos,como ellos maestro y forjador del espíritu militar de muchos mandos y soldados a lo largo de una dilatada vida de servicio y amor a España. Muchos de nosotros conocemos bien una de las máximas preferidas del general Álvarez:“Siendo el que manda modelo del que obedece, ha de ser ejemplo de virtudes militares”. Pues bien, el Tte. Gral.Álvarez Jiménez es un auténtico ejemplo, como prestigioso militar y como persona de bien, un verdadero orgullo para el Arma de Infantería, y una incuestionable guía de comportamiento para todos los infantes, y hoy muy especialmente para los alféreces cadetes y sargentos alumnos de esta Academia,futuros oficiales y suboficiales de infantería. Enhorabuena, mi general, y muchas gracias por ennoblecer al Arma. PALABRAS DEL PREMIADO TTE. GRAL. EXCMO. SR.D. JUÁN ANTONIO ÁLVAREZ JIMENEZ La concesión del premio Gran Capitán ha generado en mí una serie de sensaciones muy variadas, por lo que mis primeras palabras deben transmitir aquellos sentimientos que con mayor intensidad invaden hoy mi ánimo. Hablo de sorpresa, de orgullo y de gratitud. Sorpresa, unida a una gran dosis de pudor, porque jamás pude imaginar ser merecedor de este premio y que mi nombre figurase junto a los de tan ilustres militares como lo son los premiados en ediciones anteriores; el teniente general Máximo de Miguel, el general de división José Coldefors, el teniente general Muñoz- Grandes y los tenientes generales González del Yerro y Álvarez del Manzano. Y me gustaría que vierais a estos maduros soldados como los define el conocido por todos, verso de Calderón: “Y así de modestia llenos, a los más viejos verás, tratando de serlo más, y de parecerlo menos”. Orgullo, porque para un infante no hay mayor premio que el reconocimiento de sus compañeros de armas al considerarle merecedor de este galardón. Galardón que cierra un ciclo profesional de más de 42 años de servicio y que empezó en esta misma cuna de la Infantería con la concesión al que suscribe del premio Ortiz de Zárate “Al mejor espíritu militar” en el año 1975 al recibir las estrellas de teniente por haber obtenido el n.° 1 de su promoción, por lo que no hay mejor cierre de ciclo que recibir hoy el premio Gran Capitán. Orgullo, porque este es un premio que tú no preparas y para el que no estás preparado. No lo preparas porque a diferencia de un buen resultado en tu periodo de formación o de perfeccionamiento donde se premia el 9


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