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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 309 SEP 2014

Activistas de Boko Haram cruzan en bote el Delta del Níger en una foto de 2006. El control de los recursos naturales que abundan en la zona sur del país fue el detonante de este grupo yihadista que quiere imponer la Sharia. mente a manos de la élite sudista, que de esta manera se está haciendo cargo de gestionar la renta petrolífera. Esta pérdida de control de la renta de las exportaciones de hidrocarburos ha supuesto para la gente del norte un duro golpe, y ha contribuido a alimentar la corriente extremista musulmana encarnada desde 2002 en Boko Haram. REPERCUSIONES ECONÓMICAS El impacto que estos cambios internos en Nigeria ha tenido en el seno de la OPEP (organización de Países Exportadores de Petróleo) de la que Nigeria es miembro, es perceptible. El núcleo duro de la misma, formado por los países árabes con Arabia Saudita a la cabeza, rechaza cualquier intento de su socio de llevar adelante una política energética independiente siguiendo el ejemplo de Irán (segundo exportador mundial) o de Venezuela (quinto). Entre los posibles escenarios que se barajan en medios de la OPEP y a los que los cambios internos en Nigeria pueden conducir, se encuentran tres: que el país sufra la tentación de nacionalizar el petróleo, lo que supondría un duro golpe a las multinacionales que operan en el país; el no respeto de las cuotas de producción que fija la OPEP para cada uno de sus miembros, y que permite el control Nigeria es cada vez más dependiente de la ayuda militar exterior de precios a nivel internacional; o el rechazo al pago de las exportaciones en dólares, lo que daría paso al cuestionamiento de la dolarización de la economía a nivel mundial. Con sus actividades insurreccionales y terroristas, Boko Haram está ayudando objetivamente a desacreditar al gobierno central nigeriano y abre la puerta a una intervención occidental que tendría como finalidad entre otras impedir cualquier aventurismo en materia energética. De hecho, el gobierno central de Nigeria es cada vez más dependiente de la ayuda militar y de seguridad que le proporciona Occidente para controlar el país y responder al terrorismo. Por otra parte, hay que tener en cuenta que Nigeria debe hacer frente a un serio problema de desequilibrios interétnicos. La reciente Conferencia Nacional para el diálogo político celebrada en la capital, y que reunió a 500 delegados de las diferentes etnias, lenguas y religiones, constató la tensión existente entre los estados del norte, desatendidos, y los del sur que acaparan la mayor parte de las inversiones en materia de infraestructuras y de servicios sociales. El presidente de la Federación, Goodluck Jonathan mostró una única línea roja: «la unidad de Nigeria no es negociable, el resto Septiembre 2014 Revista Española de Defensa 55 STR/EFE


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