Septiembre 2014 puestario que reafirma el principio de solidaridad en un época de crisis económica y cambios estratégicos. Hay que replantear capacidades y racionalizar los recursos: los 28 jefes de Estado y Gobierno aliados pactaron por escrito poner fin a la tendencia a la baja en los presupuestos de Defensa y continuar la inversión en necesidades críticas como la defensa antimisiles, la ciberdefensa o la inteligencia. FUERZA RÁPIDA Denominada Punta de Lanza (Spearhead), la fuerza de intervención rápida creada por los jefes de Estado y Gobierno estará integrada por unos 5.000 soldados, entrará en operatividad a finales de este mismo año y podrá desplegarse donde sea necesario en un plazo de 48 horas. Esta unidad, compuesta por efectivos de tierra, mar, aire y fuerzas especiales, será «un cuerpo de élite», un grupo de militares muy compenetrado para lo que «serán unidades asignadas de manera permanente», explicó Adrian Bradshaw, el comandante supremo adjunto de la OTAN para Europa. Actuarán allí donde la seguridad de un miembro se vea amenazada. Es decir, esta fuerza podrá ser desplegada en horas en cualquier lugar próximo al territorio aliado, algo que, obviamente, satisface a los países del flanco sur (Francia, La Punta de Lanza de la Fuerza de Respuesta de la OTAN podrá intervenir en cualquier lugar donde la seguridad de los aliados se vea amenazada. Pepe Díaz Italia, España y Portugal) que temían un cierto giro hacia oriente tras la situación en Ucrania. «El mensaje es muy claro: la OTAN protege a todos sus aliados. Cualquier agresor potencial debería saber que, si atacara a uno solo, se enfrentaría a todos », enfatizó Fogh Rasmussen, en uno IBA a ser una Cumbre de trámite. Tras una serie de citas cruciales que modificaron el concepto estratégico de la Alianza, la de Cardiff (Gales) debía ser un ocasión para conmemorar el 60 aniversario de una organización que supo madurar y encontrar su lugar tras el fin de la Guerra Fría, y la conclusión, a finales de 2014, de la misión de combate en Afganistán, la más importante jamás realizada. Pero, según reconoció el secretario general aliado, Anders Fohg Rasmussen, la reunión de los días 4 y 5 de septiembre ha sido «Una Cumbre crucial en un tiempo crucial. Nos enfrentamos a un entorno de seguridad que ha cambiado completamente ». En las últimas décadas, las amenazas estaban físicamente alejadas del territorio aliado, Estados Unidos miraban hacia Asia/Pacífico, Bruselas había practicado una política de acercamiento hacia Moscú y las opiniones públicas de los estados socios, que se sentían seguras y confiadas, eran cada vez más reacias a invertir en defensa. Pero, por un lado, la anexión de Crimea y la actitud beligerante de Rusia en Ucrania —con la lógica preocupación y sensación de vulnerabilidad de estados como Polonia o los países Bálticos— y por otro, la constante expansión de la amenaza yihadista por el norte de África, el Sahel y Oriente Próximo han obligado a replantearse prioridades y modificar escenarios. Se ha hecho necesario mostrar firmeza militar como garante del diálogo político. La Alianza Atlántica ha constatado que, seis décadas después de nacer, sigue siendo tan necesaria como el primer día. En definitiva había que dar respuestas concretas y ágiles y manifestar con contundencia a propios y extraños que la esencia de la OTAN es garantizar la seguridad de sus miembros y exportar estabilidad a sus socios. A corto plazo, los aliados han decidido crear a una Fuerza de Intervención Rápida con uno de sus cuarteles generales ubicado en Polonia, y organizar una coalición internacional para intervenir en Irak y poner fin al sádico envite del califato instaurado por el Frente Islámico. A medio y largo plazo, el comunicado de Cardiff ha dado luz verde a un Plan de Adiestramiento (Readiness Plan) que determina cómo mantener la operatividad y la eficacia de las tropas aliadas y ha fijado un reajuste presu- Revista Española de Defensa 7
REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 309 SEP 2014
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