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REVISTA GENERAL DE MARINA OCTUBRE 2014

nueva población del Siglo de las Luces. Es, además, uno de los principales puntos de entrada/salida de la ciudad. Pero no siempre fue como en la actualidad: hasta ya entrada la segunda mitad del XIX, la muralla del Arsenal Militar presentaba un ángulo que se adentraba en lo que hoy es terreno público, y que, a solicitud del Ayuntamiento, la reina Isabel II (la misma que pocos años más tarde concedería a Ferrol el título de ciudad), con el dictamen favorable de la junta consultiva de la Armada, autorizó demoler. Se trataba del derribo de trescientas cuarenta y una varas lineales de muralla de treinta pies de altura, y de la construcción de una nueva de doscientos setenta y cuatro varas de longitud y de la misma altura. Una R. O. de abril de 1864 se dignaba conceder «que se corte el ángulo saliente del murallón que por la parte de tierra cierra el Arsenal». Durante el período de tiempo que durasen las obras, la seguridad del recinto militar no se iba a relajar, ya que una de las condiciones de la concesión decía: «antes de proceder al derribo del muro, se hará por cuenta del Ayuntamiento una estacada en el interior del Arsenal y por dentro de la dirección que ha de llevar el nuevo muro, con objeto de aislar o separar el Arsenal de la población». P. G. F. 24.875.—Armas sin control Dentro del convulso siglo XIX, la década de los años 20 fue bien confusa, con su trienio liberal... Un ejemplo: en noviembre de 1827, el capitán general del Apostadero de Ferrol dirigió un escrito al Ayuntamiento de la villa para que entregase cien pistolas y cien sables que faltaban por devolver del pedido que había hecho el Ayuntamiento en febrero de 1820 y enero de 1821. Acordó la corporación municipal contestar que dicha corporación era nueva en el desempeño de sus funciones e ignoraba las armas recibidas y las devueltas, por lo que, de momento, no podía dar otra contestación. P. G. F. 24.876.—Uniforme de trabajo Desde la creación de la Armada ha existido la necesidad de disponer de un uniforme para trabajo, duro y de poco coste, que se adapte a la variedad de situaciones climáticas y a las diferentes condiciones de trabajo a bordo. Cuando todavía se vestía el traje gris de guingon, duro, de poco coste y sobre todo feo, en 1957 se autorizó a los jefes, oficiales y suboficiales  destinados en los destructores Lepanto y Almirante Ferrándiz y en los dragaminas de antimagnéticos a usar como uniforme de faena a bordo los correspondientes a la Marina norteamericana (O. M. de 17 de agosto de 1957-D. O. (M) 184): «Pantalón y camisa caqui, corbata y zapatos negros, para usar a bordo. Las insignias de metal sobre el pico del cuello de la camisa a ambos lados.» ¡Bienvenido Míster Marshall! Este uniforme estuvo en vigor mientras hubo existencias de las adquiridas por la Hacienda en los Estados Unidos. M. G. de C. 24.877.—Cuerno de Oro Como todos sabemos es el golfo situado entre Estambul, nombrada Constantinopla hasta 1930, y Gálata, golfo que se extiende hacia el norte desde la confluencia del mar de Mármara y el estrecho del Bósforo, y en cuyo extremo septentrional se encuentra —en la cumbre del cementerio del distrito o barrio de la ciudad llamado Eyüp— el chiringuito que hizo famoso el oficial de la Marina Nacional, escritor y académico francés Pierre Loti, seudónimo de Louis Marie Julien Viaud (1850-1923). El nombre de cuerno se debe a su forma, en tanto que el calificativo de oro procede de la riqueza de que disfrutaban los bizantinos cuando Constantinopla, que era la capital de su Imperio, fue el principal centro comercial MISCELÁNEA 550 Octubre


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