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BOLETIN INFANTERIA MARINA 18

lejos aún de considerarse frontera oficial—, los 103 infantes de Marina que integraban la Compañía, junto con 41 miembros del Ejército de Tierra de El Salvador, han dejado muchas horas de servicio, vigilancia, y continua y extrema dedicación. Todos, bajo el mando del capitán Andréu, se han empleado a fondo para interponerse o mediar en cualquier incidente, y los resultados han sido muy claros y contundentes: cinco meses de paz en una zona donde un jardín o el desvío de las aguas de la lluvia exigen una exhaustiva dedicación que escapa del entendimiento común, pero que en Líbano cobra una trascendental y desmedida importancia. Lejos de cuestionarse los motivos, los infantes de Marina españoles y los soldados salvadoreños de la Segunda Compañía del Grupo Táctico Ligero Protegido han cumplido su misión, y el rédito han sido otros cinco meses de paz para los habitantes del sur de Líbano. Un periodo de paz que tiene un valor incalculable en una región castigada por la guerra desde casi sus orígenes, pero que desde hace 30 años se conforma como una de las zonas más trascendentales para la paz en Oriente Medio, y en el mundo. La preparación en territorio nacional Incluso antes de ser designados para desplegar en Líbano, como remarca el Capitán Andreu, la preparación 8 BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA de su unidad fue siempre su principal preocupación: «El adiestramiento del personal de la unidad debe ser exigente y el más adecuado para afrontar cualquier tipo de situación que se pudiesen encontrar, independientemente del escenario. Cuando centramos nuestro objetivo en Líbano, incrementamos el adiestramiento individual y de la unidad, y comenzamos a sensibilizar a todos los miembros de la compañía con la situación en la región». La compañía que desplegaría en Líbano estaba formada sobre la base de la Séptima Compañía de Fusiles del Segundo Batallón de Desembarco, con un refuerzo adicional de personal especializado y conductores, todos pertenecientes a la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR). Al ser una unidad orgánica, ya existía una gran cohesión interna en la compañía, y su nivel de adiestramiento era muy elevado, pues había formado parte del Batallón Reforzado de Alta Disponibilidad del Tercio de Armada. El paso siguiente fue la integración en el contingente del Ejército de Tierra, bajo el mando del general Miguel Alcañiz Comas, en los plazos de generación y períodos de adiestramientos marcados por el general de la Brigada de Infantería de Marina, según las directrices del general jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra. Al periodo de cuatro meses de preparación de la unidad en su base de San Fernando, le siguieron más de dos meses de integración en el Grupo Táctico de la Brigada Líbano XIV (BRILB XIV), que desplegaría en Líbano a finales del mes de abril. «Nos incorporamos a la base de El Goloso en Madrid el 14 de febrero —relata al capitán Andréu—, y desde el primer momento nos trataron como una unidad más de la Brigada Acorazada XII, base fundamental del contingente español. En esta fase, el adiestramiento se orientó al conocimiento y la situación específica de la zona de operaciones, al estudio de las reglas de enfrentamiento o la repuesta ante determinados incidentes, sin olvidar el adiestramiento individual avanzado y de unidad cotidiano de cualquier infante de Marina». OPINIÓN


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