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REVISTA IEEE 2

319 Reseñas al caos”. El libro se puede leer como un todo o por capítulos; pero sería conveniente y recomendable, -si bien no del todo imprescindible- conocer las otras obras del autor para entender la actual situación y tener un conocimiento más profundo de una parte del mundo, cuna de Al Qaeda que, como escribe Rashid, “continúa marcada por el acoso de los grupos extremistas y los problemas que generan las armas nucleares”. En los dos libros previos al que reseñamos en estas líneas, quedaba ya claro que el todopoderoso servicio secreto pakistaní ISI había permitido a los talibanes afganos establecerse en santuarios en Pakistán cuando fueron vencidos y expulsados de Afganistán, en 2001. Allí consiguieron reagruparse y preparar su regreso, a partir de 2003. A pesar del título, Pakistán ante el abismo, ese país no es el foco único de esta tercera obra de la trilogía, Si bien resulta imposible analizar la situación actual que se vive en Afganistán sin hacer incursiones en la historia de Pakistán y viceversa. NO obstante, sí incluye y analiza con detalle todo lo que considera que no marcha bien en Pakistán. Del mismo modo, continúa y amplía el catálogo de las ineptitudes achacables a los Estados Unidos, que ya ponía en evidencia en “Descenso al caos”. Deja patente, por otra parte, que la administración Obama se ha manejado en Afganistán de una forma tan incompetente como lo hicieron antes las dos administraciones Bush que le precedieron. Y la sensación que subyace en su análisis de la situación en su país es de absoluta desolación. El apoyo dado por el ISI a los talibanes afganos y sus aliados no solo ha empeorado las relaciones con Estados Unidos (que llegaron a un punto de tensión máxima con la muerte de Bin Laden –acontecimiento con el que se abre el libro- sino que ha provocado que los talibanes pakistaníes, más extremistas y yihadistas incluso que los afganos, estén fuera de control. Buscan derrocar al gobierno pakistaní y están en guerra con el ejército y el ISI, poniendo a Pakistán ante una suerte de abismo. Rashid recuerda la frustración que cundió entre algunos históricos líderes talibanes afganos, debido al empeño que mostró Pakistán en dificultar las conversaciones con Afganistán y Estados Unidos. El autor señala también que, además de la dimensión afgana, hay otros problemas internos para esa situación. Rashid explica cómo la equivocada estrategia política de Pakistán, emanada de su doctrina militar, ha conducido al actual desastre que se ha instalado su país y responsabiliza de ello a los altos mandos del ejército. En definitiva, el volumen busca el fondo de la raíz sobre la que han ramificado los problemas que afligen a estos dos países, presos del fanatismo religioso: la política, la violencia sin sentido y sobre todo la corrupción a gran escala. Como aviso a navegantes, dirigido a quienes se muestran más confiados en que la retirada de las tropas internacionales no tiene por qué degenerar en más inseguridad e inestabilidad -o en el caos o la guerra civil- el autor advierte que “correríamos un gran riesgo si nos desentendiéramos de los esfuerzos encaminados a consolidar la paz y la estabilidad en esos países”. Y recuerda que tanto Pakistán como Afganistán tienen “un mayor impacto sobre la estabilidad mundial que ningún otro lugar de la tierra”. En el último capítulo, el autor repasa las actitudes y políticas de los diferentes actores que deben cambiar si se quiere salvar a la región de más desastres. Pero también es cierto


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