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53 Felipe Santos Rodríguez La comunicación estratégica (Stratcom) en los conflictos modernos: el caso de Afganistán nuevo tipo de guerra demanda que se “muevan deprisa”. Cuando el general Franks, comandante del Mando Central (CENTCOM) del Ejército de Estados Unidos, le comunicó a Rumsfeld que un desplazamiento de fuerzas hasta Afganistán para una intervención con garantías conllevaría meses, éste le dijo: “Pues no dispone usted de meses”.42 El planeamiento se seguía haciendo como en la Guerra del Golfo de 1991, cuando la concentración de tropas había llevado cinco meses y medio antes del primer bombardeo. No disponían de aquel tiempo desde un punto de vista de comunicación y percep-ción. De repente, no era tan importante la acción militar en sí, su resultado efectivo, sino que se percibiera como contundente y reparadora para el pueblo americano, lo suficientemente disuasoria para que los talibanes no volvieran a dar cobijo a los terroristas de Al Qaeda. Y para demostrar claramente a los afganos que su gobierno está aliado con terroristas. El nuevo centro de gravedad en los teatros de operaciones pasaba al territorio de las percepciones. “Si antes las campañas militares se apoyaban mediante operaciones de información, ahora son campañas de comunicación estratégica las que acompañan a las operaciones militares”.43 En aquellos días, Bush pasó a ser un presidente en guerra y, de algún modo, actuó de condicionante el hecho de que públi-camente se le considerara “un peso ligero”, que descuidaba los detalles y no se ocupaba plenamente de los asuntos de gobierno. Se encontró políticamente ante una prueba de fuego de su liderazgo. Por otro lado, “Bush percibió que no iba a ser capaz de responder con un acontecimiento de espectacularidad equivalente. Gran parte de su guerra y de su represalia sería invisible, y se desarrollaría en el transcurso de mucho tiempo”.44 La idea del plan vendría de la CIA, que tenía recursos en la zona. Desde el jueves 13 de septiembre, el presidente Bush ya barajó como definitivo el plan que le presentó el director de la CIA, George Tenet. Consistía en la acción combinada de equipos de inteligencia con miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército. Fue el plan más rápido de ejecutar que le presentaron en aquellos días. Además, incluyeron en su planificación recomendaciones específicas sobre comunicación estratégica. La antena de la CIA en Islamabad (Pakistán), en los momentos previos a los primeros ataques, envió una evaluación sobre el terreno que incluía recomendaciones sobre la estrategia de mensaje que debía utilizarse sobre el terreno para persuadir a la resistencia afgana contra los talibanes. La primera idea era que aquella guerra debía convertirse en un enfrentamiento entre afganos, constituidos en un primer momento por las unidades de los señores de la guerra de la Alianza del Norte, y “extranjeros”, los árabes suníes de Al Qaeda, que el mulá Omar había aceptado que entraran en el país, traicionando 42  WOODWARD, B. Bush en guerra. Barcelona: Península, 2003, p. 64. 43  ARTEAGA, F. “Terrorismo, contrainsurgencia y opinión pública”, en JORDÁN, J., POZO, P. y GUINDO, M.G. (coords.) Terrorismo sin fronteras. Actores escenarios y respuestas en un mundo global. Cizur Menor: Aranzadi Thomson Reuters, 2010, p. 213. 44  WOODWARD, B. Bush en guerra. Barcelona: Península, 2003, p. 118.


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