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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114

LAS CUATRO VIDAS DE J. F. C. FULLER, UN HETERODOXO EN... 193 un desdoblamiento de su interés y de su tiempo, al tener que dedicarlos no solo al mando de la brigada, sino también a la guarnición de Tidworth, con todos sus detalles administrativos, y no poder concentrarse en la tarea experimental, de tan vital importancia …. Intentó conseguir por todos medios que se le relevase de las responsabilidades de la guarnición, pero semana tras semana me relataba con pesadumbre que no había logrado sus propósitos …. Tras hacer una contrapropuesta que fue desoída Fuller fue a su despacho y redactó su dimisión; su carta tuvo gran efecto, tanto mayor cuanto que era rara una dimisión por motivo de principios35. Después nos informa de que la fuerza fue puesta en manos de un buen oficial de infantería carente de toda experiencia mecanizada y de que, a pesar de las promesas realizadas a los defensores de la nueva escuela, el experimento se iba a hacer sobre unas bases «fragmentarias y mal definidas». Efectivamente, poco después, en el otoño de 1928 la fuerza fue disuelta36. Con la ventaja que nos da el conocer el desarrollo posterior de la historia, podemos comprender la enorme irritación de Fuller, quien veía claramente que todo era una jugada contemporizadora para acallar las voces reformistas, un parche más sin un ánimo decidido de cambiar de arriba abajo el Ejército, como los nuevos tiempos demandaban, lo que sus enemigos alemanes demostrarían en la siguiente década para desgracia de Inglaterra. Si bien su carácter cada vez más irascible no ayudaba a atemperar los ánimos, Fuller fue condenado a un ostracismo cada vez más ominoso y se lo ninguneó con destinos de ninguna importancia37. Cuando en 1933 el ultraconservador de la «vieja escuela» general Archibald Montgomery-Massingberd fue nombrado jefe del Estado Mayor General, el destino de Fuller quedó sellado, pues aquel le odiaba profundamente y había tratado incluso de prohibir, o al menos restringir, los artículos y libros del autor. El 13 de diciembre de aquel año Fuller pasó a la situación de retirado, después de haber estado tres años sin destino desde su ascenso a general de división: «Más que una pérdida deplorable de talento, fue relegar a un genio», dijo su amigo Basil. 35  LIDDELL HART; Basil: Memorias de un cronista militar. Luis de Caralt Editor, Barcelona, Revista de Historia Militar, 114 (2013), pp. 157-236. ISSN: 0482-5748 1973, pág. 82 y ss. 36  Lo que provocó la sorna del embajador ruso Maisky, quien dijo: «Los ingleses tienen un claro instinto para la guerra en el mar, pero no parecen comprender la guerra terrestre » (op. cit., pág. 156) 37  Sin perder el muy cáustico sentido del humor que caracterizó sus escritos, cuando fue destinado a un puesto burocrático en la War Office escribió a su amigo Liddell Hart una carta en la que le decía: «Me encanta este monasterio, es tan tranquilo y absurdo».


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