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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114

LAS CUATRO VIDAS DE J. F. C. FULLER, UN HETERODOXO EN... 203 decirlo, amena, al público en general. Fenómeno que no pasa desapercibido al autor, quien en el prólogo de la versión de la posguerra aduce como otro motivo que lo llevó a escribir la obra precisamente esta laguna de la bibliografía moderna y contemporánea: «Me he encontrado con que la guerra — ese “apasionado drama”, según palabras de Jomini— está tratada de manera más completa y comprensiva por los historiadores del pasado que por los modernos. Creo que la razón reside en que mientras en épocas pretéritas los historiadores consideraban la guerra como un proceso natural, en nuestros días muchos la contemplan como una perturbación infernal, de interés secundario». Aunque el fenómeno parece estar cambiando de tendencia en los últimos tiempos, nos siguen faltando Herodotos y Polibios que, amén de conocer al dedillo el funcionamiento de la falange o las legiones, sepan contar las batallas con el pulso dramático que siempre ha caracterizado a la historia con mayúsculas, género literario antes que ciencia… El hecho cierto es que, empleando solo fuentes secundarias, pero en abundancia, muy bien seleccionadas, combinadas y relacionadas, Fuller comenzó en 1923 en la Escuela de Estado Mayor a tomar notas para una obra que en principio iban a ser solo lecturas para sus alumnos. Notas que fueron creciendo de volumen, así como en importancia, pues al socaire del drama personal que vivió durante la década de los veinte y treinta, el autor fue comprendiendo que esa obra, además de saldar una deuda de la historiografía moderna, podría ser una herramienta ejemplarizante para conseguir lo que en su lucha como militar no había conseguido, a saber, modernizar los ejércitos y adaptarlos a las nuevas situaciones políticas, redimensionando el fenómeno de la guerra para —toda vez asumida su inevitabilidad— restringir sus efectos en una época en que el armamento había alcanzado un poder de destrucción terrorífico… Un clamor en el desierto, como ya sabemos. El estudio comparado de las dos versiones de la obra, la primera inmediatamente anterior a la Segunda Guerra Mundial, la segunda en plena guerra fría, es realmente interesante. En primer lugar, el tono de la primera es eminentemente beligerante, con alusiones a la realidad que le tocó vivir, dolido por su reciente experiencia personal y con un tono dogmático en exceso, pues no olvidemos que lo escribió en la época en que estuvo cercano al movimiento totalitario inglés (lo que se aprecia especialmente en el último capítulo de la obra, como vamos a ver a continuación por lo curioso que resulta para el lector español). En la versión final, el estilo está atemperado, los capítulos mucho más madurados, y el tono global de la obra es el de un erudito consciente de la magnitud de lo que está escribiendo, lo que ha convertido al libro en el monumento bibliográfico que es hoy día, Revista de Historia Militar, 114 (2013), pp. 157-236. ISSN: 0482-5748


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