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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114

LAS CUATRO VIDAS DE J. F. C. FULLER, UN HETERODOXO EN... 211 profesaron hacia su obra y puede afirmarse que la Blitzkrieg era hija de su pensamiento; en la Unión Soviética, antes de que Stalin lo eliminara, el mariscal Tujachevski estaba familiarizado con las teorías Fuller-Hart, habiendo impulsado el desarrollo de la excelente escuela acorazada que desarrollarían los rusos; De Gaulle, pionero de los carros en Francia, preguntaba a los ingleses: «¿Qué hay de vuestro mejor general, Fuller?»; incluso los checoslovacos, antes de ser tragados por el III Reich, habían desarrollado unos carros modernos en línea con el pensamiento de Boney, carros de que se nutrieron de forma fundamental en los primeros tiempos las formaciones panzer. Sir Basil lo dejó bien claro en su obra cumbre: Las tácticas de las fuerzas alemanas se correspondían con su estrategia, evitando asaltos directos y buscando siempre puntos débiles a través de los que infiltrarse por la línea de menor resistencia …. Mientras los jefes aliados pensaban en términos de «batalla», los nuevos jefes alemanes buscaban evitarla produciendo una parálisis estratégica de sus enemigos, usando carros, aviones de bombardeo en picado y paracaidistas para provocar la confusión, esparcir el pánico y dislocar los sistemas de comunicación …. Los ingleses estaban en el ABC de la guerra, y ellos tenían ya un sistema de hacer la guerra doble D: desmoralización y desorganización; no en vano su líder, Hitler, los había advertido: no hay lugar para caballeros, yo necesito revolucionarios49. Todavía en 1941 los mandos ingleses andaban perdidos sobre cómo hacer la guerra mecanizada a consecuencia del retardo acumulado. En ese año, la War Office publicó una serie de monografías ilustradas sobre el Ejército con el claro propósito de ensalzar a sus soldados que tan bravamente estaban combatiendo y dar tranquilidad a la población civil. En la correspondiente a la guerra mecanizada, prologada ni más ni menos que por el jefe del Estado Mayor Imperial, a la sazón el general sir John Dill, todavía se justificaba la derrota en Francia simplemente por la superioridad numérica alemana, aserto totalmente falso (el 10 de mayo de 1940 los aliados casi duplicaban en número el total de carros alemanes en lista de revista, y algunos modelos galos eran superiores a los panzer alemanes… El problema estaba en la doctrina, esto es, en la cabeza). En ese mismo libro, aún se aprecia la confusión de los carristas ingleses, enredados en el debate de preguerra sobre carros ligeros, medios, pesados, de acompañamiento a la infantería, etc., que la guerra había convertido en estéril definitivamente. Así, leemos frases en el libelo 49  LIDDELL HART, Basil: Strategy. Meridian Books, Nueva York, 1991, pág. 218. Revista de Historia Militar, 114 (2013), pp. 157-236. ISSN: 0482-5748


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