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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114

326 SALVATORE LEONARDI 5.1. Crónica de un desastre Cerrado el contencioso con Francia (paces de Cateau-Cambrésis, abril de 1559), Felipe II pudo concentrar su atención sobre la cuestión de los corsarios musulmanes, que desde sus bases del norte de África afligían con sus incursiones a las marinas de Italia y España y atacaban a los buques cristianos. A petición del virrey de Sicilia, Juan de la Cerda, duque de Medinaceli, y del gran maestre de los caballeros de la Orden de Malta, Jean de la Valette, dio su aprobación a una expedición militar para retomar la ciudad de Trípoli, de la que (como ha quedado dicho) los caballeros habían sido expulsados ocho años antes por los turcos. Eran varios los perfiles de conveniencia, ateniéndose a las noticias disponibles: la ciudad estaba a la sazón desguarnecida de tropas y las obras de fortificación comenzadas aún no habían sido acabadas; Dragut tenía dificultades militares; los moros que había sometido prometían a España su ayuda contra él; el sultán de Constantinopla estaba distraído por la guerra civil entre sus dos hijos; aquel año la flota turca, bastante malparada, no llegaría a Occidente. En el proyecto inicial, para la jornada tenían que ser empleados seis mil infantes españoles entre los que estaban ya en servicio en Lombardía, Sicilia y Nápoles; el gran maestre proveería mil hombres (entre ellos, trescientos caballeros del hábito). El transporte de las tropas estaría principalmente a cargo de las galeras del príncipe genovés Andrea Doria, a sueldo de España, y de las del duque de Florencia. Doria, por tener más de noventa años de edad, confiaría el mando de sus galeras a su muy joven sobrino Juan Andrea. Como capitán general de la jornada fue nombrado Medinaceli, que proveería naves y vituallas; las municiones estarían a cargo de Nápoles y Sicilia; responsable de los hombres de tierra sería Álvaro de Sande, coronel de la infantería española del reino de Nápoles. Para expugnar el castillo de Trípoli serían bastantes veinticinco días, para tomar la ciudad entre cinco y seis días. Determinantes para el éxito de la empresa serían su rapidez y la sorpresa: – Historia de la presa de los Gelbes, en África, y valerosísima defensa que hizo de su fortaleza don Álvaro de Sande hasta su pérdida, por Diego del Castillo (¿a. 1565?), transcripción en Tres relaciones históricas: Gibraltar, Los Xerves, Alcazarquivir, 1540, 1560, 1578. Imprenta de M. Ginesta Hermanos, Madrid, 1889, pp. 163-287. – FOGLIETTA, Uberto: Istoria di Mons. Uberto Foglietta nobile genouese della sacra lega contra Selim, e d’alcune altre imprese di suoi tempi, cioè dell’impresa dei Gerbi, soccorso d’Oran, impresa del Pignon, di Tunigi, & assedio di Malta, fatta volgare per Giulio Guastauini nobile genovese. Gioseffo Pauoni, Génova, 1598. Espera ser estudiado el diario (inédito) de la expedición, guardado en el Archivo Ducal de Medinaceli, del que hablaré más adelante (ADM, AH, Leg. 45, Ramo 5 n. 1: «La La jornada de los Jelbes 1559 y 1560, siendo Virrey el Duque de Medinaceli»). Revista de Historia Militar, 114 (2013), pp. 273-384. ISSN: 0482-5748


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