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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 114

46 LUIS AMELA VALVERDE te. Estos soldados se negaron a rendirse a César, acción totalmente lógica, debido a que su futuro no era muy halagüeño, por lo que decidieron luchar hasta el fin; de ellos, murieron más de veintidós mil. Los supervivientes capturados fueron vendidos (BHisp., 34, 2-6. Dio Cass., 43, 39, 1-2). Roldán21 piensa que las fuerzas de Corduba serían los supervivientes de la batalla de Munda, lo que no parece lógico, puesto que César, después de su victoria, marchó inmediatamente hacia esta ciudad (BHisp., 33, 1. Dio Cass., 43, 39, 1), con lo que de esta forma no permitiría la reorganización de las fuerzas huidas en el combate anterior, aunque parte de los sobrevivientes de Munda lograron llegar a Corduba (BHisp., 33, 2). Parte de la dificultad creada se encuentra en el relato de Dión Casio, pues este sufre una confusión en su descripción (Dio Cass., 43, 39, 1), al tener en mente a las tropas que el Bellum Hispaniense había descrito anteriormente22. El relato del Bellum Hispaniense parece señalar que se trata de unidades diferentes a las que participaron en el combate de Munda: Erant hic Corduba legiones, quae ex perfugis conscriptae, partim oppidanorum serui, qui erant a Pompeio Sexto manumissi (BHisp., 34, 2). Debido a la nueva derrota de las fuerzas pompeyanas, junto con la muerte de sus principales dirigentes (Cneo Pompeyo hijo, T. Labieno, A. Varo), en principio no parecía que Sexto Pompeyo pudiera suponer una molestia: César ordenó a Q. Fabio Máximo (pr. 48? a. C., cos. suff. 45 a. C.), el gobernador de la Hispania Ulterior, que, a principios del mes de julio del año 45 a. C., a la cabeza de las legiones victoriosas, se pusiera en marcha hacia Roma a fin de celebrar en ella su triunfo. A su vez, Q. Pedio (pr. 48 a. C., cos. suff. 43 a. C.), sobrino nieto de César (Suet. Caes., 83, 2) y gobernador de la Hispania Citerior, permanecería en Hispania al frente de ambas provincias con el mando sobre un par de legiones, hasta que se le enviase un sustituto, a fin igualmente de celebrar el triunfo correspondiente. Ferreiro considera que este fue el orden, debido a que explicaría por qué Pedio celebró su triunfo el 13 de diciembre (CIL I2, 1, 179. Dio Cass., 43, 31, 1; 43, 42, 1. Plin. NH, 35, 21), dos meses después de que lo hiciera Fabio, el 13 de octubre (CIL I2, 1, 179. Dio Cass., 43, 42, 1-2. Quint. Inst. Or., 6, 3, 61)23. César celebró su triunfo en el mes de octubre, pero se desconoce la fecha exacta (Dio Cass., 43, 42, 1. Flor., 2, 13, 88-89. Liv. Per., 116, ña. V Jornadas Nacionales de Historia Militar, Sevilla, 1995, pág. 163. CANFORA, Luciano: Giulio Cesare. Il dittatore democrático. Laterza, Bari, 1999, pp. 270-271. 21  ROLDÁN HERVÁS, José María: «El elemento indígena en las guerras civiles en Hispania: aspectos sociales», en Hispania Antiqua, 2, 1972, pág. 105. 22  HADAS, Moses: op. cit., pág. 52. 23  FERREIRO LÓPEZ, Manuel: «Los legados de César en España», en II Congresso Peninsular de Història Antiga, Coimbra, 1993, pp. 410-411. Revista de Historia Militar, 114 (2013), pp. 41-108. ISSN: 0482-5748


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