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LA LEGION 530

>> Colaboraciones Eran las diecisiete horas y cuarenta minutos y quedaban unos dieceis legionarios en pie alrededor del subteniente Maudet. Agotados y prácticamente sin munición, los últimos hombres de Danjou cargaron a la bayoneta, saliendo al encuentro de una certera muerte. Dos hombres cayeron en ese avance suicida. El legionario Catteau trató de cubrir a Maudet… Pero todo fue en vano: ambos fueron alcanzados. El coronel Francisco de Paula Milán –comandante de las fuerzas mexicanas-, les instó a rendirse, asegurándoles un trato benévolo, pero los legionarios rehusaron toda rendición al menos que les garantizasen asistir a sus heridos y mantener con ellos sus armas. En un caballeroso gesto, que dice mucho de la honorabilidad mexicana, Milán repuso: “¿Cómo puedo negarme? Nada se les puede negar a estos hombres. No son humanos, son demonios”. En aquel instante, únicamente el cabo Maine y dos legionarios quedaban en pie… En total, 31 legionarios muertos en el combate (más otros 9 a consecuencia de las heridas), 24 prisioneros –de los que 17 se encontraban heridos- y un superviviente (el tambor Laï, con siete lanzazos y dos heridas de bala) que logró alcanzar a las fuerzas propias. Bernardo murió alcanzado en el pecho por el balazo disparado por un mexicano apellidado Barrientos, el primer asaltante que entró por en la nave sudoeste de la hacienda, último bastión de la 3ª Compañía. Milán estaba asombrado ante el parte de bajas propias: ¡300 caídos! Calculando: Si cada soldado francés portaba de dotación para su fusil Minié de avancarga (modelo 1857) sesenta cartuchos, por 65 hombres, hacían un total de 3.700 cartuchos, lo que signifi caba una baja por cada doce disparos (una proporción altísima para la época). Y, lo más notable de todo: La mayoría de los caídos habían sido alcanzados en la cabeza o en el pecho… Así mueren los héroes. Un legionario es un hombre de acción que busca sueños... Un legionario es un soñador que encuentra acción. Da igual que se trate de la granada fl amígera o del arcabuz cruzado con la ballesta y la alabarda, los hombres bajo estos emblemas luchan siempre como uno solo, con un único credo, con un único espíritu. La Legión es nuestra patria, reza su lema… Estos soldados no eran franceses; no era su ejército, no era su guerra… Entre ellos había herreros, empleados de banco, leñadores, un encuadernador, un guarnicionero, un mozo de hotel, un tejedor, un pañero… Entre ellos había 16 de origen alemán, quince franceses, trece belgas, ocho suizos, un austriaco, un danés, un holandés, un italiano y un español… TODOS ERAN, SIMPLEMENTE, LEGIONARIOS. Camerone se ha celebrado en las junglas indochinas, en las guarniciones argelinas, en los desiertos iraquíes, en las montañas afganas; en Rwanda, en Mali... Como manifestaba el mariscal Soult, comandante en jefe de la Legión Extranjera en Argelia, “Este Cuerpo es simplemente un asilo para la desgracia”. Por suscripción popular a iniciativa del cónsul de Francia en Veracruz, Edouard Sempé, el 3 de mayo de 1863, el coronel Jeannigros había erigido una cruz de madera con la inscripción “Aquí mora la 3ª Compañía del 1er Batallón de la Legión Extranjera”, monumento que fue reemplazado por una columna antes de que acabara la campaña de México. El completo abandono del monumento realizado en 1892 motivó que en 1948 el coronel Penette, antiguo ofi cial de la Legión, ordenase la construcción de un nuevo monumento, inaugurado en 1963 y en el que se puede leer: “Aquí, fueron menos de sesenta, opuestos a todo un ejército, cuya masa los aplastó, la vida, antes que el coraje, abandonó a estos soldados franceses. 30 de abril de 1863. A su memoria, la Patria levanta este monumento”. La mano de madera de Danjou -pintada como si fuera enguantada fue hallada por un granjero anglo-francés apellidado Langlais, quien la vendería dos años después al Cuartel General de la Legión en Sidi Bel Abbés (Argelia). Cuando la Legión se trasladó a Francia, la mano fue llevada a Aubagne, donde aún permanece expuesta en el Museo de la Legión. Dicha prótesis simboliza todo aquello que la Legión representa: Honor, Deber… Y que se te designe portadora de ella durante una parada supone un gran honor para aquel legionario elegido. Cada 30 de abril, los ofi ciales preparan y sirven el denominado “Café Legionario”, para celebrar “el café que nuestros camaradas de Camerone nunca tuvieron”. Artículo documentado en la obra de D. Joaquin Mañes Postigo titulado “El mito de Camerone” 54 530 · I-2015


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