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En definitiva en la última década en España las drogas legales (alcohol y tabaco) fueron las sustancias más consumidas entre la población. Se ha producido una oferta más variada de sustancias y ha cambiado la percepción de las personas consumidoras y/o dependientes. El fenómeno del consumo ha ido evolucionando: disminuyendo en términos absolutos el consumo de alcohol, tabaco y heroína, pero aumentando el consumo de cocaína y las drogas de síntesis. El cannabis, especialmente en su variedad de resina (hachís), es la sustancia ilegal más consumida. La edad media de inicio de consumo es distinta para cada una de las sustancias. El alcohol y el tabaco se sitúan entre las sustancias donde el inicio del consumo es más precoz, en torno a los 13 años. Tras ellas, se sitúa el consumo de cannabis, con una edad media de inicio en el consumo alrededor de los 15 años. A partir de los 15 años se inician los consumos de estimulantes, como la cocaína, o anfetaminas. El intervalo de edad donde mayor consumo de sustancias se produce es el de 20-24 años. La edad es uno de los posibles factores de riesgo en relación con el consumo de drogas, pero no es el único ni el más importante. La tendencia en los últimos años es la progresiva equiparación entre hombres y mujeres, siendo más acusada en los consumos de sustancias legales. El consumo de drogas se encuentra extendido a todas las clases sociales, sin que exista una primacía del consumo en las clases sociales más desfavorecidas. Existen algunos mitos de la sociedad que son falsos: Hay factores que estimulan o atenúan el consumo, según se manifiesten en el ámbito o percepción de cada individuo como puede ser la disciplina familiar, la percepción del riesgo, la conducta social, el rendimiento académico o apego a la escuela, la salud física y mental, la orientación del ocio, panorama laboral, etc. Es importante concluir que hay que poner el énfasis en la prevención primaria (familia, escuela y la comunidad). ¿Cómo debemos actuar frente al consumidor de drogas? Cuando nos encontramos frente al consumidor, lo que debemos hacer es establecer un diálogo para luego analizar las circunstancias que le incitaron al consumo. Debemos ofrecer nuestra EL VALOR DE LA PREVENCIÓN EN LA ARMADA ayuda con afecto, a fin de que vea en nosotros a alguien a quien poder recurrir; convertirle en nuestro centro de atención y entender que estamos frente una persona que tiene problemas, y no “ante un problema”. Y lo que no debemos hacer es perder el autocontrol, inculparle por su conducta o convertirnos en su perseguidor; no debemos criticar de forma continuada y violenta su comportamiento, utilizar el castigo como único recurso para evitar este hábito, acosándole continuamente con preguntas, sospechas, etc. La práctica de una serie de costumbres saludables, se vuelve un estilo de vida saludable, que nos protege de las conductas adictivas. Así pues, frente al consumidor, debemos estimular el abandono de las drogas aconsejando un estilo de vida saludable, incluyendo en su vida diaria nuevos hábitos saludables, hasta lograr que las interiorice como una costumbre: ejercicio físico diario (de acuerdo a la edad y particularidades de cada persona); alimentación equilibrada (carbohidratos, proteínas, lípidos, fibra, frutas y verduras), alcanzar el hábito del sueño (a ser posible a la misma hora), control del estrés... ¿Qué sucede en las FAS? En mi opinión, probablemente en las FAS no haya tantas drogas como temamos, aunque probablemente sí más de las que deseemos; en cualquier caso, no debemos obviar el problema, ni taparnos los ojos, sino estar prestos a combatirlas. Los estudios señalan el progresivo descenso del consumo en las FAS, luego cabe señalar que los programas de intervención, prevención y concienciación, ordenados por el Mando, cumplen eficazmente su cometido. Entre las conclusiones que se desprenden de estos estudios, la primera sería que no existen precipitantes concretos en el modo de vida militar (ésta no justifica el consumo); otra sería que el consumo viene referido a grupos de amigos (no a consumo individual) y principalmente fuera de los Centros y Unidades. Además; se justifica el consumo para la solución a los problemas. Porcentualmente, los consumidores acumulan mayor número de sanciones; en términos generales se considera incompatible con la vida sana, y, también, que el medio más eficaz de prevención reside en la educación. La sustancia más consumida en el ámbito de las FAS es el cannabis, seguida de la cocaína en menor porcentaje, pero muy alejados de los datos de consumo de otras entidades civiles. El consumo de alcohol diario es nulo o muy bajo, pero se eleva los fines de semana. El consumo también aquí se debe a motivos sociales (invitación o presión social) y lúdicos (pasarlo bien). Generalmente, el consumo de drogas se hace en grupo (muy raramente en solitario). El control periódico de los Órganos, Centros y Unidades militares es valorado por los miembros de las Fuerzas Armadas como muy bueno y deseable. Plan de Prevención en la Armada Para la prevención de la drogadicción en su circunscripción, el Almirante jefe de Estado Mayor de la Armada determina unas líneas de acción para el año natural en curso, a través de una Instrucción Permanente (IP), cuyo objetivo es establecer la organización, las medidas y los programas encaminados a erradicar el consumo, la tenencia y el tráfico de drogas. Para ello, parte de los siguientes documentos básicos: Estrategia Nacional sobre Drogas 2009-2016, II Plan General de Prevención de Drogas en las FAS (II PGDFAS) y la IP núm. 06/2011, de 14 de junio, del ALPER, sobre prevención de drogas en la Armada. Los pilares fundamentales que definen estas medidas son: incompatibilidad entre la función militar y el consumo de drogas; aglutinar esfuerzos contra el consumo, tenencia y tráfico de drogas, a fin de evitar una merma en la operatividad y seguridad; selección y formación del personal, lo cual implica la acción continuada de la cadena de mando. En el ámbito militar, como en el civil, las condiciones de trabajo, en determinadas circunstancias, pueden llegar a ser de larga duración, alta exigencia y con pocas alternativas de ocio; factores que, como ya hemos advertido anteriormente, pueden considerarse de riesgo para el inicio la continuación o incremento del consumo de drogas. Pero en el ámbito militar este riesgo puede trascender del ámbito personal al colectivo, cuando un destino está relacionado con el uso frecuente de armamento, vehículos y equipos; ya que el consumo de drogas, merma las aptitudes y capacidades del individuo. Sin embargo no se debe olvidar que es en el adiestramiento y en los periodos de formación en las unidades donde se inculcan las conductas y normas de comportamiento de vida saludable en el tiempo libre, y es donde se deben dar pautas de comportamiento BIP 71


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