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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 893 SEP 2015

Burundi: una nueva crisis en África Alberto Pérez Moreno. Coronel. Infantería. DEM. Veintiún años después del genocidio de Ruanda, Burundi, la pequeña nación centroafricana sin salida al mar, ni gran importancia estratégica, y uno de los países más pobres del mundo1, está envuelto desde finales de abril en una grave crisis que amenaza los logros alcanzados en más de una década de relativa paz y puede afectar a la estabilidad regional. La decisión del presidente burundés, Pierre Nkurunziza, de presentarse a un tercer mandato ha provocado un panorama preocupante. Prueba de ello es que desde el fallido golpe de estado de mediados de mayo han huido a Ruanda y Tanzania más de 150.000 personas, (ACNUR) han aumentado los disturbios y protestas con 80 muertos, entre ellos Zeni Feruzi, un líder de la oposición, y han sido cerrados medios de comunicación independientes. Pero si a todo esto se une el boicot de los partidos de la oposición, el rechazo de la comunidad internacional, y las deserciones de personalidades del Estado y del partido gobernante2, se comprende que la situación del país es muy tensa. Y lo que es peor, amenaza la estabilidad regional, y establece un precedente que puede animar a otros líderes africanos a perpetuarse en la presidencia, como son los casos de sus vecinos Ruanda, Uganda y la Republica Democrática del Congo, (RDC) además de Gambia, Yibuti y Chad3. Intento de golpe de Estado A diferencia de lo ocurrido en Burkina-Fasso con la renuncia forzada de Blaise Campaore en 112  REVISTA EJÉRCITO • N. 893 SEPTIEMBRE • 2015 octubre pasado, en Burundi, tras tres semanas de protestas callejeras, el intento de golpe de estado solo duró 48 horas, aunque los golpistas eligieron el momento que el presidente se encontraba en Dar es Salaam en la cumbre de la Comunidad del África Oriental (EAC) que, irónicamente, se había convocado para tratar la crisis de Burundi. El general Godefroid Niyombare, la cabeza visible del golpe de estado, une a su condición de ex jefe de Estado Mayor y ex embajador en Kenia, haber contado para el levantamiento con una facción de los servicios de inteligencia —que había dirigido hasta su destitución por aconsejar al presidente no presentarse a la reelección— pero no reunió suficientes fuerzas militares, como tampoco consiguió el apoyo de la oposición política. Niyombare justificó el levantamiento en que los Acuerdos de Arusha solo permiten dos mandatos presidenciales. Y estos acuerdos son el fundamento de la paz en Burundi ya que pusieron fin a 12 años de una guerra civil que costó 300.000 vidas, y acordaron un reparto del poder entre rebeldes hutus (85% de la población) y los tutsis que dominaban las fuerzas armadas. Por el contrario, el presidente Nkurunziza considera que puede presentarse a las elecciones ya que fue «designado» y no elegido para su primer mandato en virtud de los citados Acuerdos de Arusha. En realidad, en 2014 Nkurunziza ya había tratado de cambiar la Constitución que establece un límite de dos mandatos para el presidente, pero no alcanzó —por un solo voto— los dos tercios necesarios en el Parlamento. Reacciones a las polémicas elecciones La victoria por una amplia mayoría del partido en el poder, el Centro Nacional de la Democracia


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