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REVISTA GENERAL DE MARINA ENERO FEBRERO 2013

TEMaS GEnERaLES ayudante del general muñoz Grandes. Cuando fallece en 1964, pese a su situación de retiro, ostentaba el rango de contralmirante. bajo el pabellón de la Kriegsmarine En 1936 la Armada española, reconstruida tras el Desastre del 98, estaba cortada por los patrones de la británica: la vickers controlaba los astilleros militares, y hasta los uniformes y distintivos eran un calco de los de la Royal navy. Pero el prototipo habría de tener cambios importantes al estallar nuestra Guerra Civil y encontrarse los nacionales sin barcos ni mandos. A partir de ese momento la Kriegsmarine contribuyó a la reapertura de la Escuela naval y los futuros oficiales comenzaron a desfilar a los sones de viejos camaradas con el braceo característico alemán, y aprendieron las tácticas de combate germanas con las enseñanzas de los instructores alemanes. El fruto de esta colaboración duró hasta la llegada de la ayuda americana en los años cincuenta del pasado siglo: los dragaminas de las clases Bidasoa y Guadiaro y la escuadrilla de lanchas torpederas basadas en Tarifa fueron importantes para la difícil etapa que debió sufrir la Armada española con motivo del aislamiento padecido tras la Segunda Guerra mundial. El aprendizaje del manejo de este tipo de embarcaciones fue la razón fundamental por la que algo más de un centenar de oficiales, suboficiales y marineros españoles se viesen involucrados en dicha contienda; y de paso el Gobierno español aprovechase para testimoniar la presencia de la marina de guerra, al igual que lo hizo con la División Azul y la Escuadrilla Azul, vistiendo nuestros marinos el uniforme y galones de la marina alemana, portando en la bocamanga el mismo distintivo que los divisionarios. Respondiendo a órdenes secretas, a partir de octubre del 42 fueron integrándose de forma escalonada diversas comisiones, cuyos miembros, que habían sufrido una rigurosa selección, quedaron adscritos a la Kriegsmarine, aunque teóricamente iban destinados en comisión de servicio al madrileño Estado mayor de la Armada. La primera de estas comisiones, cuya duración iba a ser de unos cuatro meses, estaba mandada por el capitán de navío Pedro Fernández martín, oficial diplomado por la Escuela de Guerra naval con gran experiencia en el combate, adquirida en la guerra del 36 como comandante del destructor velasco, al que acompañaban el capitán de corbeta Antonio Cardona, los tenientes de navío Francisco Reina y Agustín miralles, el alférez de navío manuel Arnaiz, los tenientes de máquinas Ramón Rodriguez Dopico y Antonio Sánchez Gutiérrez y los sargentos mecánicos José Cernadas, José maría Pérez Casanova, Antonio martínez Lorenzo y Julio barros Pereira, que durante su fase de entrenamiento se vieron involucrados en intervenciones desarrolladas en el báltico Oriental —un sector que formaba parte del teatro de operaciones en el que combatía desde tierra la División Azul—, consisten- 2013 29


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