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REVISTA GENERAL DE MARINA JULIO 2014

TEMAS GENERALES de diversos horrores acuáticos, como cangrejos gigantes y otras criaturas por el estilo; esto es lo que sucede en The Boats of the Glen-Carrig (1907). Esta novela era una versión más extensa de un relato que Hodgson ya había publicado anteriormente: From the Tideless Sea (1906). Hodgson, que se había empleado como marinero, dio forma literaria a los cuentos, leyendas y chismorreos que circulaban a su alrededor. Concretamente, el mar de los Sargazos lo aprovechó también, con mayor o menor acierto, en The Mistery of the Derelict (publicado en 1907 en la revista Story-Teller), The Thing in the Weeds (Story-Teller, 1912), The Finding of the Graiken (The Red Magazine, 1913) y The Call in the Dawn (que apareció por primera vez en 1920 en Premier Magazine como The Voice in the Dawn). No obstante, la aparición más importante del mar de los Sargazos en la literatura es debida, sin duda, a la pluma del popular escritor francés de aventuras y de fantasía científica Julio Verne, concretamente con su justamente célebre novela Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino (Vingt Mille Lieues Sous les Mers, 1870). Verne le dedica el capítulo XI de la segunda parte, en la que explica el fenómeno de la formación y las particularidades de la mer de Sargasses, que además relaciona con la legendaria Atlántida. Dejemos por un momento que hable Verne: Telle était cette región que le Nautilus visitait en ce moment, une prairie véritable, un tapis serré d’algues, de fucus natans, de raisins du tropique, si épais, si compact, que l’étrave d’un bâtiment ne l’eût pas déchiré sans peine. Aussi, le capitaine Nemo, ne voulant pas engager son hélice dans cette masse herbeuse, se tint-il à quelques mètres de profundeur au-dessous de la surface des flots (1). Uno de los primeros émulos de Verne, que aprovecharía las posibilidades dramáticas del mar de los Sargazos, sería el marino gaditano Pedro de Novo y Colson (1846-1931), autor de la novela Un Marino del Siglo XIX ó Paseo Científico por el Océano (1871), con prólogo del ilustre historiador Javier de Salas. Pedro de Novo ingresó en el Colegio Naval en 1862 y, dos años después, como guardia marina, se embarcó en las corbetas Villa de Bilbao y Esperanza, y después en la fragata Princesa de Asturias. En la Tetuán fue a Cuba y allí estuvo cuatro años; de nuevo en España, ascendió a alférez de navío, y fue entonces cuando publicó Un Marino del Siglo XIX, una mezcla (1) «Tal era la región que visitaba el Nautilus en aquellos momentos; una auténtica pradera, una tupida alfombra de algas, de fucus natans, de uvas del trópico, tan espesa, tan compacta, que la roda de un navío no podía desgarrarla sin esfuerzo. Por eso, el capitán Nemo, no queriendo arriesgar su hélice en esa masa herbácea, se mantuvo a algunos metros de profundidad ». Las «uvas del trópico» a las que, poéticamente, se refiere Verne son las vejigas de gas que permiten flotar al sargazo y que mencionábamos al comienzo de este artículo. 24 Julio


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