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REVISTA GENERAL DE MARINA JULIO 2014

TEMAS GENERALES con medidas como la promulgación del decreto de 6 de septiembre de 1766, que ponía fin a las pretensiones especulativas de algunos comerciantes después de haber provocado el encarecimiento de las mercancías extranjeras y la bajada de precios de los productos del país. La crisis económica en el territorio se agravó en 1767, sin que el gobernador español dispusiese de recursos para aliviar la situación y sin que recibiese de España respuesta suficiente a sus demandas. El situado de 150.000 pesos apenas cubría una mínima parte de las necesidades, máxime teniendo en cuenta que para la Corona era una cantidad elevada cuyo desembolso se justificaba únicamente por la situación estratégica de la colonia. La emisión de vales, lejos de atajar el problema, fomentó la especulación y dio nuevos motivos de queja a los miembros del Consejo Superior de la Provincia, tribunal de justicia que venía funcionando como en tiempos de la dominación francesa sin reconocer otra apelación superior que el Consejo Privado del rey de Francia. Tampoco satisfizo a los habitantes, más bien al contrario, la inclusión de la Luisiana, mediante decreto de 23 de marzo de 1768, en el conjunto de territorios que se beneficiaban de lo establecido en la Real Instrucción de octubre de 1765 sobre el nuevo sistema de comercio, principalmente por el hecho de que de paso se anulaba otro decreto del año 1766 que permitía el comercio de Luisiana con las colonias francesas. El peligro de una revuelta parecía inminente a medida que los desafectos hacían ver a la población que Ulloa y el Gobierno español eran los responsables de su ruina. De este modo en octubre de 1768 se puso en marcha una conjura mediante las «Representaciones» dirigidas al Consejo de la Provincia y avaladas por más de quinientas firmas recogidas por algunos comerciantes. Se acusaba a Ulloa de usurpador, por no haber tomado posesión efectiva del gobierno, de desprecio por lo francés y de «desamor a los habitantes de la colonia», así como de ser protector de los esclavos negros. Durante el verano de 1768 la situación fue empeorando y el 4 de agosto Ulloa solicitó a Grimaldi licencias comerciales para mantener la paz. A esta carta siguieron otras diez más, en las que claramente se exponía que la situación de la colonia era desesperada. Probablemente sin pretenderlo, el gobernador agravó el estado de las cosas al disponer en el mes de octubre, cuando llegaron noticias de La Habana comunicándole que las tropas de guarnición estaban ya dispuestas, la publicación de nuevas restricciones al comercio. Este hecho fue el desencadenante de los acontecimientos posteriores, y así el 28 de octubre de 1768 se reunió el Consejo decidiendo por iniciativa del procurador general La Frenière que Antonio de Ulloa dejase su gobierno y que abandonase el país en el plazo de tres días. Consciente de su incapacidad para resistir por la fuerza, Ulloa fletó una embarcación y zarpó a principios de noviembre de 1768 con dirección a La Habana, donde informó al gobernador Bucareli de los graves hechos acaecidos y de que los sublevados prácticamente habían 34 Julio


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