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entrevista a… BIP 19 acreedores a la misma, así como la preparación de las causas que allí se remitían. Especial incidencia tuvo la instrucción del sumario del 23-F, que fue una gran experiencia personal, aunque de un inmenso trabajo y dedicación. Años después me incorporé como vocal en el Instituto Español de Estudios Estratégicos del CESEDEN, donde permanecí diez años, como colaborador civil, gracias a lo cual tuve oportunidad de ser coautor de diversas monografías, especialmente en temas relacionados con el conflicto de Bosnia Herzegovina desde su inicio, la situación del Estrecho de Gibraltar, Marruecos, Ceuta y Melilla, para finalmente trabajar en temas de No Proliferación y la regulación internacional de las mismas. En el momento presente y desde hace más de diez años ya, soy vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Amigos del Museo Naval, que apoya en la adquisición de fondos, y colaboro en la promoción del Museo. Así mismo, por encargo del almirante director y junto al Tcol Andrés Saliquet, el coronel Ramón Abeledo y Emilio Alemán, realizamos tanto los estatutos, como la tramitación de constitución, búsqueda de patronos etc., motivo por el cual soy también Patrono Nato y Presidente de la Junta de Benefactores. P.—¿Y por qué motivo decidió acceder al Cuerpo de Reservistas de la Armada? Creo que con tantos antecedentes y afición por los temas navales, no me fue difícil seguir los pasos de varios amigos reservistas, quienes me orientaron en el proceso de ingreso. Tras exponerlo a mi familia, decidí solicitar mi incorporación a la Armada; por cierto en la promoción más pequeña, la XVI, de apenas cuatro oficiales del 2011. Y es que cuando uno está convencido de la necesidad de mantener y divulgar un patrimonio histórico de la magnitud que tiene la Armada en sus museos y archivos, y cuando eres consciente de que la sociedad española requiere de todos, cuando se percibe la urgencia por recordar que la Defensa es un derecho y un deber para todos cuantos somos depositarios del legado de nuestros antecesores, muchos de los cuales murieron con generosidad en cientos de combates o por causa del Servicio en distintas partes del mundo, uno siente la obligación de rendirles tributo de admiración y no permitir que caiga en el olvido sus sacrificios. P.—Una vez dentro de la Armada ¿cómo fue su experiencia como alumno en la Escuela Naval? Ingresar como aspirante a los cincuenta años y convivir con el resto de compañeros ha sido sin duda la experiencia más aleccionadora de mi vida. La intensidad del programa de esos días, estudiando la Organización, Estructura, Leyes Penales Militares… volver a practicar orden cerrado y conocer todas y cada una de las misiones y unidades fue fascinante, así como la magnífica y siempre enriquecedora, además de divertida, convivencia con los alumnos. P.—Tras ese período obligado de «inmersión» en la vida militar, cuáles diría que son las diferencias fundamentales entre el mundo empresarial, en el que se desarrolla su vida profesional, y la Armada. Las más sustanciales entre una empresa y la Armada pueden resumirse en la mayor rapidez en la toma de decisiones y desarrollo de actividades, pero no por mayor capacidad sino por las limitaciones que impone el propio servicio público, que Del actual sistema de enseñanza en la Armada sólo he conocido el que se imparte en la Escuela Naval, precisamente durante el primer año de su implantación. He visto a los alumnos altamente motivados pero con gran carga lectiva; tal vez habría que reforzar la docencia en temas de historia naval, para que los alumnos y futros oficiales sientan aún mayor orgullo de pertenecer a la Institución.


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