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entrevista a… BIP 21 este «encaje de bolillos» que supone la adaptación al modelo de Bolonia. Aunque existe preocupación por la posible limitación de carrera frente al modelo anterior, confío en que los políticos lo entiendan y busquen soluciones; una de ellas, que creo ya se está barajando, sería que en las Administraciones Públicas se reservasen cupos de plazas para personal proveniente de las FF.AA.; otra podría consistir en que se añadieran puntos a las oposiciones por los años de servicio. También se podría contemplar un programa de visitas a las Escuelas de la Armada de Asociaciones de Directores de Recursos Humanos o empresas, para que se conozca y valore en la vida civil el alto grado de formación que se imparte en estos centros de enseñanza. P.—¿Le parece que la Armada no abre sus puertas suficientemente al mundo civil? Creo que en los últimos años se ha mejorado sustancialmente el empleo de los medios de comunicación, y así lo atestiguan las estadísticas de visitas a las web, el incremento de visitantes al Museo Naval y la expectativa que genera cualquier entrada en puerto de un buque de la Armada. No obstante, cuando la situación presupuestaria lo permita, habría que hacer más visitas a puertos nacionales e incluso jornadas de puertas abiertas en el interior de España. Pero también es verdad que, en general, se observa en los medios de comunicación un pavoroso desconocimiento sobre la Armada; y creo que la explicación hay que buscarla en la crisis que padecen actualmente los medios, que se han visto obligados a despedir a gran parte de sus plantillas respectivas, llenando sus páginas de noticias de agencias y con pocos analistas especializados en Defensa. P.—Precisamente la percepción que tiene la sociedad acerca de la Armada era el tema sobre el que versaba la conferencia que ofreció en la Escuela de Guerra Naval durante la pasada Semana Naval en Madrid. ¿Qué conclusiones se obtuvieron de ese minucioso estudio? Tras el envío de 360 cuestionarios a empresarios y directores generales de empresas privadas, agrupadas en 29 cuestiones, cabría destacar, por un lado, el alto grado de conocimiento de las misiones de la Armada y su finalidad, pero también el gran desconocimiento sobre cuestiones internas, como empleos y cuerpos que la integran. Y el suspenso es mayúsculo en temas relacionados con personajes históricos, combates navales o libros sobre la materia. Se detectó un gran interés en conocer más los buques y unidades así como las bases navales, y unos y otros insistían en la necesidad de contar con más reportajes en TV o programas de Radio, así como la conveniencia de impartir en colegios y universidades conferencias sobre la Armada, su historia y su realidad presente. P.—Desde su experiencia ¿cuál diría que es la importancia de la figura del Reservista para la Armada? Las plazas que se convocan para este personal salen en base a habilidades y formación académica especificas; así pues, nos incorporamos para cumplir una tareas concretas, no para competir con nadie, y con la mejor voluntad de poder ayudar en aquellos proyectos, misiones y funciones que son a menudo puntuales y que de otra forma no podrían abordarse, ya que requerirían un gran esfuerzo de convocatoria de plazas, lo que complicaría la actual situación presupuestaria. Tengo compañeros de la más diversa índole: ingenieros, médicos, jueces, economistas abogados, policías, agentes de aduanas, marinos mercantes… y creo que al menos entre la oficialidad una mayoría tenemos titulaciones náuticas o de buceo, tanto de recreo como profesionales, siendo nuestra gran afición la mar. Pocos saben que muchos tienen formación militar con muchos años de servicio y han regresado con el enriquecimiento de carrearas civiles de utilidad para las FFAA. Especial admiración tengo por aquellos que con 15 años o más fueron retiraos del servicio hace años cuando no se renovaron los contratos a cabos primeros o suboficiales. Volvieron a la vida civil hicieron sus estudios universitarios y regresan por esta vía de la Reserva Voluntaria, no por nostalgia sino por un profundo sentido de amor a España y a esta que fue su casa prácticamente desde la adolescencia. Como curiosidad diría que por cada plaza que se convoca de Reservistas la media es de 75 candidatos para la Armada, frente a los 20 ó 30 de otros ejércitos. P.—Por último, ¿qué aspectos cree que podrían mejorarse en la actual figura del Reservista? Creo que fundamentalmente el relativo a la formación específica militar, que se podría mejorar con cursos formativos algunos fines de semana con carácter anual; estoy convencido que mis compañeros, sin coste para la Armada, estarían dispuestos a hacerlos. La Armada sabe que cuenta con cientos de reservistas que, con orgullo hablan de la institución en al ámbito civil al que pertenecen, siendo un elemento externo de apoyo y una reserva de conocimiento a su disposición. CARMEN JÁUREGUI Ingresar como aspirante a los cincuenta años y convivir con el resto de compañeros ha sido sin duda la experiencia más aleccionadora de mi vida.


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