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BIP 3 l hecho diferencial de este 12 de octubre pasado lo ha constituido la ausencia de SS.MM. los Reyes en la presidencia de los actos conmemorativos del Día de la Fiesta Nacional por la forzada convalecencia de Don Juan Carlos tras la operación quirúrgica a la que fue sometido días antes de la celebración, siendo delegada en SS.AA.RR. los Príncipes de Asturias, que estuvieron acompañados por el Presidente del Gobierno, los presidentes del Congreso y del Senado, ministros y autoridades nacionales, autonómicas y locales. Los actos dieron comienzo a las 10:30 horas con la llegada de Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias a la madrileña plaza de Neptuno, donde recibieron los honores de ordenanza, por un Batallón de la Guardia Real. A continuación el Príncipe saludó a las autoridades civiles y militares allí congregadas. Inmediatamente después se procedió al Izado de nuestra Bandera a los sones del Himno Nacional, como símbolos representantes de toda la Nación, objeto del homenaje de todo su pueblo, que vive y crece amparado bajo su sombra. Esta imponente imagen se culminó con una rápida pasada de la Patrulla Águila, tatuando los cielos madrileños con los colores de la Bandera. A continuación tuvo lugar el Homenaje a los que dieron su vida por España, en el que se efectuó la ofrenda de una corona de laurel a los pies del monolito levantado para la ocasión, momento que cobró su mayor grado de emotividad con la lectura de la oración de «La Muerte no es el final» que la megafonía de las calles se encargaba de transmitir, como telón de fondo, a todo el público allí congregado, en reconocimiento a los méritos de cuantos han ofrecido su vida en el cumplimiento de su deber. Seguidamente comenzó el desfile terrestre al mando del general Cifuentes, encabezado por la sección de motos de la Guardia Real, a la que seguiría el Mando y Estado Mayor de la Brigada Paracaidista, que dio paso al Escalón Motorizado formado por una Unidad de Veteranos de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil y otra de Reservistas Voluntarios. Tras los vehículos desfilarían las agrupaciones de a pie, con 2.632 componentes del Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire, la Guardia Real, la Guardia Civil, Cuerpos Comunes y la UME. La primera agrupación a pie estuvo encabezada por un batallón de la Guardia Real y banderas de unidades de la Academia General Militar, la Brigada Paracaidista, la Escuela Naval Militar, la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid y la Academia General del Aire. A continuación pasarían ante la presidencia un batallón de alumnos de la Armada, un escuadrón de alumnos del Ejército del Aire, un batallón de alumnos del Ejército de Tierra y un batallón mixto de la Guardia Civil. Seguidamente, una compañía de la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid y una brigada de marinería de unidades de la Base Naval de Rota formaron el batallón de la Armada, que iba seguido por un Escuadrón del Ejército del Aire, compuesto por una escuadrilla de la Agrupación del Cuartel General y otra escuadrilla mixta con personal de las bases aéreas de Cuatro Vientos, Getafe y Torrejón. Una compañía de la Unidad Militar de Emergencias precedería al batallón del Ejército de Tierra, formado por una compañía de la II Bandera Paracaidista, por otra compañía del Regimiento «Inmemorial del Rey» n.º 1 y, por último, por una compañía de esquiadores-escaladores del Regimiento «Galicia» n.º 64, de la Jefatura de Tropas de Montaña. Esta agrupación finalizó con el paso de una Compañía del Grupo de Reserva y Seguridad nº 1 de la Guardia Civil. La tercera y última agrupación a pie de unidades con paso específico, estuvo formada por la VIII Bandera «Colón» del Tercio Don Juan de Austria 3.º de la Legión con base en Viator (Almería) y el Tabor «Alhucemas » del Grupo de Regulares de Melilla n.º 52. Cerraron la parada militar las unidades a caballo de la Sección Hipomóvil de la Batería Real y el Escuadrón de Caballería de la Agrupación de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil. Tras el arriado de la Bandera Nacional las calles de Madrid enmudecieron de nuevo, pero los recientes sones marciales, retenidos en la memoria de todos los ciudadanos que habíamos acudido a esta cita anual, nos acompañaron de regreso a nuestros hogares como el talismán que conjura el orgullo, la bravura y la esperanza de todo un pueblo. CARMEN JÁUREGUI E


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