En este siglo se construyó una Armada totalmente nueva; este resurgimiento se debe a nombres como los de Gaztañeta, Patiño o Jorge Juan, gracias a los que España llegaría a ser la segunda potencia naval por detrás de Inglaterra. Se construyeron navíos de tres puentes, fragatas, corbetas, jabeques y otros buques de menor porte. Unos más marineros, otros mejor armados y otros auténticos escoriales de la mar, como el San Juan de Nepomuceno o el Santísima Trinidad; en total unos 250 buques construidos en los astilleros de La Habana, Cádiz, Ferrol, Cartagena, Guarnizo y Veracruz. Las dotaciones de cada uno esos buques también fueron auténticos protagonistas de nuestra historia, y el autor los utiliza para explotar el esplendor naval de la época. Gracias a su manejo del diccionario náutico y naval y a su profundo conocimiento de LiBROS Y REviSTAS la Armada, de los barcos de la época y de la historia, el relato es tan vivo, intenso y realista que los personajes parecen cobrar vida y nos adentran, mediante descripciones ágiles y llenas de detalles, en las entrañas y recovecos del San Juan, en los pensamientos de su comandante, nos pasea por la vida y calles de la ciudad de Cartagena, de su Arsenal, de su Capitanía General, y en cada uno de los momentos vividos en los distintos escenarios que transcurren durante la novela. Tanto es así que situaciones y personajes de la novela son extrapolables a otros actuales y de los que el lector debe sacar sus propias conclusiones. Una vez que el autor nos ha sumergido en la historia y hemos sido trasladados a la época, nos hace vivir, con el comandante y la dotación del jabeque, días de encalmada, trepidantes escaramuzas y combates, que aprovecha para resaltar problemas de antaño, como la complejidad de la coordinación con 632 Octubre
REVISTA GENERAL DE MARINA OCTUBRE 2015
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