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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 305 ABRIL 2014

fuerzas armadas libros y cañones Desde hace 250 años, la Academia de Artillería de Segovia forma a los especialistas de este Arma Bajo la valiente mirada de los héroes del 2 de mayo, Daoíz y Velarde, y envueltos en el espíritu investigador del padre de la química moderna, Louis Proust, los alumnos de la Academia de Artillería, futuros oficiales y suboficiales del Arma afrontan la última etapa del curso mientras preparan la celebración del 250 aniversario de la institución. Ellos aprenden con sistemas modernos y profesores cualificados, saben que son el futuro. Pero no olvidan las enseñanzas de aquellos que los precedieron y que con su trabajo, esfuerzo y sacrificio han situado a este centro y al arma de Artillería en el más alto nivel académico y profesional. La historia de la Academia comenzó antes incluso de su fundación. Fue en 1759, cuando Carlos III subió al trono de España. Este rey ilustrado, venido de Nápoles, se encontró con un país muy atrasado y, en su empeño por modernizarlo, se apoyó en tres instituciones: la Armada, las sociedades de amigos del país y la artillería. Como parte de su plan, encargó al conde de Gazola la creación del Real Colegio de Artillería que abrió sus puertas el 16 de mayo de 1764 en el incendio de 1862 y ahora sus instalaciones se encuentran repartidas entre el acuartelamiento de Baterías y el complejo formado por los conventos de San Francisco, San Antón y San Benito, situado en pleno centro de Segovia, junto al Acueducto. Pero la Academia siempre se ha mantenido fiel al ideario que presentó en el discurso inaugural su primer director, el padre Antonio Eximeno, en el que habló de la «necesidad de la teoría para desempeñar en la práctica el servicio a Su Majestad». Actualmente, en la Academia de Artillería cursan sus estudios 253 alumnos. De ellos, 29 son futuros oficiales y 224 suboficiales, escala que se integró en el centro en 1975. Allí también están destinados 118 cuadros de mando, 154 militares de tropa y 36 civiles. Todos juntos trabajan para llevar a buen puerto su misión: proporcionar a las Fuerzas Armadas mandos y soldados capaces de emplear los medios de artillería de campaña y antiaérea puestos a su disposición e integrarlos en el desarrollo de operaciones conjuntas. CIVIL Y MILITAR Las clases prácticas se realizan en los talleres de Baterías. «Hacemos pruebas de precisión, tenemos clases de sistemas mecatrónicos, de empresa e iniciativa emprendedora…», comenta el caballero alumno Antonio José Adorna Torre. «Este año —prosigue— empezaremos a trabajar con cadenas de montaje y aprenderemos a diseñar y programar autómatas». Estos suboficiales pasan los primeros cuatro meses en la Academia Básica de Talarn (Lleida), donde reciben instrucción militar. El resto del tiempo, hasta completar los tres años de formación, están en Segovia. Cuando finalizan los estudios, además de salir con el empleo de sargento, lo hacen con un título civil de Técnico de Mecatrónica Industria o de Administración de Redes. Alcázar de Segovia para formar a los oficiales del arma. Lo bastante cerca de Madrid para aprovechar sus ventajas y lo suficientemente alejado para que los cadetes no se distrajeran con las diversiones de la capital. En este tiempo, de sus aulas han salido 11.548 oficiales y 4.700 suboficiales, más de 300 promociones de artilleros que forman parte de la historia, del presente y del futuro del centro de formación exclusivamente militar más antiguo del mundo. Existen dos más antiguos, uno en Austria y otro en Noruega, pero ambos empezaron siendo centros de formación civil y militar. Pasó de ser Colegio a convertirse en Academia en 1868. También abandonó su ubicación inicial, el Alcázar, tras el Los alumnos de segundo año, en una clase de Gestión y Mantenimiento de la Calidad en los talleres del acuartelamiento de Baterías. 36 Revista Española de Defensa Abril 2014


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