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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 305 ABRIL 2014

internacional El envite de crimea La anexión por Rusia de la península ucraniana levanta las alarmas y replantea la estrategia internacional para evitar nuevas acciones de Moscú LA partida está sobre el tapete. Hoy por hoy, Rusia ha ganado Crimea. Pero ha perdido definitivamente Ucrania y la confianza de Occidente. Y despertado recelos entre sus vecinos al invocar fantasmas de guerras pasadas y tintes imperialistas que se creían enterrados. Vladimir Putin ha retado al mundo con un modus operandi nacionalista y agresivo que ha violado normas internacionales y acuerdos bilaterales que dejan a la ONU, Europa y Estados Unidos irritados y un tanto impotentes. El mensaje de la comunidad internacional ha sido alto y claro: las fronteras son inviolables. Por el momento, el uso de la fuerza parece descartado pero tampoco se puede dejar impune una acción como la que ha llevado a Putin a anexionarse Crimea con el respaldo de un referéndum celebrado el pasado 16 de marzo que es, cuando menos, improvisado, no reconocido por la ONU, contrario a la Constitución de Ucrania y coaccionado por el despliegue en esa península de 30.000 soldados rusos. Sobre todo porque los fantasmas siguen ahí y se mantienen los indicios que hacen temer nuevas acciones de Moscú para agitar revueltas en la zona prorusa del este de Ucrania y consolidar su influencia en otros territorios rusófonos como el Transdniester en Moldavia. Desde que se inició la crisis, la Alianza Atlántica ha insistido en que el territorio de la OTAN es intocable y cualquier atisbo de intimidación en el área euroatlántica supondría la activación del artículo 5 en estricta defensa de sus miembros. «Debemos asegurar una mayor presencia en los países más vulnerables», afirmó Barack Obama ante los líderes europeos tras la cumbre Estados Unidos Unión Europea celebrada el pasado 26 de marzo en Bruselas. Ese mismo día, el secretario general de la Alinaza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, emitió un comunicado en el que aseguraba que se iban a poner en marcha «medidas adicionales para reforzar la defensa colectiva», incluyendo «planes de defensa actualizados y más desarrollados, ejercicios reforzados y despliegues apropiados» en las zonas de tensión, fundamentalmente Polonia, los Países Bálticos y Rumanía. Pocas horas después, la Alianza amplió el número de F-16 desplegados para reforzar la seguridad en su frontera oriental (en concreto, hay seis enviados por Dinamarca, ocho de Reino Unido y veinte estadounidenses). Además, hace semanas que varios aviones de vigilancia AWACS sobrevuelan Polonia y Rumania. Al mismo tiempo, las ofertas al diálogo se han mantenido sobre la mesa. Horas antes de la celebración del referéndum secesionista, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le hizo llegar a su homólogo ruso una propuesta de negociación para buscar una salida política. Las llamadas telefonicas a Vladimir Putin de Barack Obama, los principes líderes europeos o el secretario general de la ONU se sucedieron sin éxito. Sin embargo, y en un movimiento de ficha un tanto inesperado (y que despierta lógicos recelos) el día 29 de marzo Putín telefoneó a Obama y le dijo que estaba dispuesto a negociar. Parece más un golpe de efecto que otra cosa y Obama le dejó claro que la solución diplomática «sólo es posible si Rusia retira sus tropas y no da más pasos que puedan violar la integridad territorial y la soberanía ucranias». El presidente estadounidense también ha insistido en el apoyo de su país a Ucrania. Pase lo que pase en los próximos meses lo que El referéndum de Crimea no ha sido reconocido por las Naciones Unidas Abril 2014 Revista Española de Defensa 51


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