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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 308 JULIOAGO 2014

marcado por la irrupción de nuevos actores en la escena mundial. Hasta hace muy pocas décadas eran solamente los estados quienes marcaban las tendencias en la evolución de la situación mundial. Este protagonismo se encauzaba bien a través de relaciones bilaterales o multilaterales. Era difícil encontrar otro modo de influir o entrar en las esferas de poder o simplemente ejercerlo para llevar la situación hacia los postulados propios. Hoy, además de los Estados, de las Organizaciones Internacionales y de las iniciativas regladas, la escena internacional se ha visto invadida por múltiples formas de poder. En muchos casos, simplemente de poder negativo. Esto es, aquel que tiene por finalidad negar el poder a quién ordenadamente lo ejerce. A diferencia de los actores tradicionales más influyentes en la situación mundial, estos nuevos actores se conforman de tal forma que, con muy poco poder formal, superan las barreras de todo orden: geográficas, institucionales, sociales... Ello les sitúa fuera de los límites del “derecho internacional” que tradicionalmente se imponen los Estados, con lo que adquieren la ventaja de un adversario desconocido, difuso, ilocalizable e impredecible. Por muy diversos que sean los objetivos de estos nuevos actores, esa ventaja la consiguen al emplear métodos de acción iguales y apoyarse mutuamente en su esfuerzo desestabilizador. Ejemplo de ello son los distintos fines que pueden tener terroristas, contrabandistas o mercaderes de seres humanos. Sin embargo, es común encontrar a quien ayer se dedicó al contrabando de estupefacientes en su viaje de ida, hoy se dedique a la incursión de inmigrantes ilegales en el viaje de vuelta y mañana lo dedique al tráfico ilícito de armas. Más de lo mismo encontraríamos al observar sus métodos de actuación: terror, extorsión, etcétera. Así pues, esta irrupción de una amalgama de actores y voluntades hace que lo que hace unos años definíamos como “defensa” ante una “amenaza” hoy se contemple como “seguridad” ante unos “riesgos” que por su naturaleza difusa, ilocalizable e impredecible no adoptan su verdadera forma de amenaza hasta que se materializa. Esa concepción más universal en el tratamiento de la Defensa es la que he querido plasmar en la Estrategia de Seguridad Nacional 2013. La Estrategia entiende la Seguridad Nacional de forma amplia y contempla tanto los desafíos clásicos, como los nuevos retos a los que nos enfrentamos, ocupando la Defensa Nacional un lugar principal. La Estrategia es un pensamiento dirigido a la acción. Y buena muestra de esto es que el mismo día de su aprobación se creó el Consejo de Seguridad Nacional, que bajo mi presidencia permite tratar sistemáticamente la Seguridad Nacional de manera integral e integradora y contribuir al desarrollo de una cultura de Seguridad Nacional. Tribuna Asistimos ahora al desarrollo de la Estrategia y del Consejo con la aprobación de estrategias sectoriales en Seguridad Marítima y Ciberseguridad y los órganos colegiados de apoyo en estas materias. Es pues, una estrategia para proporcionar más estabilidad y por tanto paz, en un mundo que como dijo, un antiguo Secretario General de la OTAN, tras la caída del muro de Berlín, “tenemos un mundo con menos amenaza, pero también con menos paz”. Quiero llamar su atención en que la multiplicación de actores lleva sin duda hacia una evolución de las formas de ejercer el poder en el mundo. Una evolución que tiende a hacer que los poderes clásicos pierdan, o parezca que pierdan, fortaleza, se hagan más transitorios y más limitados. Pero de la misma forma que se observa esa aparente tendencia debilitadora, la realidad es que hay nuevas formas también de neutralizar un proceso que lleva a la nada. Este proceso tiene que ver con la capacidad de las instituciones y poderes públicos para, sin perder su naturaleza, regenerar sus procedimientos, innovar los mecanismos de gobernanza y, con ello, reforzar la confianza de la sociedad en ellas. Vivimos estos días unos momentos históricos que nos hacen pensar que estamos en ese proceso de innovación para ganar el futuro y sé, y ustedes saben, que las Fuerzas Armadas no solamente no están ajenas, sino que en algunas materias ya iniciaron ese proceso para ganar el futuro hace algún tiempo. La tercera de las dimensiones que les enuncié es la geografía. Una realidad de imposible mudanza que hace que nuestro país adquiera una preponderancia a la hora de encontrar su posición en el mundo. Por más que el foco estratégico ha iniciado una tendencia a poner sus miras en el teatro Asia-Pacífico, el equilibrio en Europa y la estabilidad en África son dos elementos que nos hacen estar en el lado positivo de la balanza. G. Pasamontes/MDE Les digo “positivo” porque esta posición geográfica nos permite observar la situación con cercanía, servir de puente para mantener las líneas de comunicación entre las naciones de uno y otro lado del Mediterráneo y, sobre todo, contribuir a la estabilidad y al desarrollo de nuestros vecinos porque con ello, seremos más fuertes y sobre todo seremos protagonistas activos y aliados fiables lo que nos proporcionará más Seguridad y con ello mayor prosperidad. Nada tengo que decirles a ustedes más que compartir la idea, que tantas veces he oído al Ministro Morenés, y a la que me adhiero plenamente: Sin seguridad no se puede entender el bienestar y el progreso de una nación. Y la Seguridad no descansará solamente en una nación o en unas pocas naciones. En esta nueva era, el orden occidental no se verá desplazado por una nueva potencia ni por un modelo político dominante. El siglo XXI no pertenecerá a Estados Unidos, China, Asia ni a ningún otro. El mundo no será de nadie. Por primera vez en la historia, el mundo será inter- Julio/Agosto 2014 Revista Española de Defensa 21


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