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REVISTA GENERAL DE MARINA MAYO 2015

bélica, se dio durante la Segunda Guerra Mundial, su aplicación cruzó pronto la frontera hacia lo civil, donde ha alcanzado las más altas cotas en los últimos años impulsada por los avances en capacidades computacionales, asumiendo los retos que supone competir en un mercado global, lo que constituye los principales vectores de progreso en la actualidad de esta disciplina. Su utilidad no le es ajena nuestra Armada, como demuestra el hecho que desde hace casi 50 años cuenta con un Grupo de Investigación Militar Operativa (GIMO) que viene aplicándola en la resolución de problemas prácticos desde su creación en 1968 bajo la dirección del teniente coronel de Intendencia Fernández Chicarro. En su delicioso libro Aplicaciones aeronavales de la Investigación Operativa, publicado por el Ministerio de Defensa en 1989, se introducen las técnicas de estadística descriptiva, inferencia estadística, estadística no paramétrica y muestreo y programación lineal y dinámica, que constituyen el núcleo de la disciplina, y se ilustra su utilidad en el análisis de operaciones militares, la detección radar y búsqueda, el avistamiento y hundimiento de buques de un convoy, la fiabilidad de sistemas, la guerra de minas o el estudio de la dinámica temporal de la potencia combativa de dos contendientes en función de las tasas de pérdida y refuerzo operativos que modelan las ecuaciones de guerra de Lanchester. Además de su espíritu divulgativo, y en el contexto de políticas públicas del que se viene hablando en este artículo, el libro tiene el valor de haber destacado en su tiempo la importancia de herramientas como el análisis coste-eficacia (cost-effectiveness analysis) o la contabilidad analítica, que utiliza en el capítulo dedicado a la elección de tipos de buques, sus equipos y sistemas. En la actualidad, y casi 50 años después de su fundación, el GIMO sigue resolviendo problemas eminentemente prácticos (12) en respuesta a necesidades concretas planteadas por las unidades, tales como el diseño de rutas de escape en una fragata, la protección con escoltas de una unidad valiosa, la gestión de personal (asignación de personal, evolución de escalafones…), la elección de rutas de patrulla seguras o el aprovechamiento máximo de la capacidad logística de un buque. Poner las capacidades de análisis al servicio de las unidades operativas, y no al revés, es un requisito para su puesta en valor (13). TEMAS GENERALES (12) O’REGAN, E. (2014). (13) Un caso extremo de lo contrario es la gestión de Robert McNamara al frente del US Department of Defense en los años 60, bajo la cual se produjo el desastre en Vietnam. Su excesiva apuesta por la cuantificación, en lo que se podría denominar «racionalismo técnico/ilustrado », con la consecuente reducción de la autonomía de los mandos operativos, explica en parte el descontento interno que despertó su gestión cuando a priori debiera haber sido valorada positivamente, al menos por sus logros en términos de importantes aumentos presupuestarios para la defensa. 2015 611


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