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Aunque suponemos que, en ése y en otros meses inmediatamente posteriores, a éstas seguirían otras misiones de índole similar, lo cierto es que no hemos encontrado documentación fehaciente que lo corrobore. Lo que sí nos consta, en cambio, es que el 4 de noviembre (a eso de las 12:00 horas) se recibió en Getafe, por vía telefónica, la orden de que el Ala de Transporte nº 35 se dispusiera de inmediato a salir hacia el aeródromo de Nador, Melilla, para, desde él, llevar fuerzas legionarias a Cabo Juby y El Aaiún. Y así se hizo. Ese día, a las 15:30 horas despegaba de Getafe el último de los nueve T.3 de que constaba la primera expedición, al frente de los cuales iba el coronel Emilio Jiménez-Ugarte y Millas, jefe del Ala. A Nador llevaron personal especialista, un APU y las herramientas necesarias para el entretenimiento de los aviones. El día siguiente, 5, fueron trasladados de Nador a Cabo Juby 152 hombres y 1.000 kg de utensilios. Después, los aviones se dirigieron a Gando para repostar. Es de destacar que el tiempo que transcurrió desde que en Cabo Juby se efectuó la primera toma de tierra y se llevó a cabo el último despegue fue de 31 minutos, lo cual implica que cada uno de los nueve aviones participantes aterrizó, rodó, aparcó, fue descargado, volvió a rodar y despegó en sólo 3 minutos y 17 segundos. Por su parte, los cuatro aviones de la segunda expedición –mandada por el teniente coronel Dolz y que partió de Getafe en esta fecha– recogieron en Nador a 52 hombres y 1.600 kg de material telefónico y lo llevaron a Cabo Juby, desde donde se dirigieron a Gando, para reunirse con los de la primera. El día 6, los trece T.3 se trasladaron a Nador, desde donde, el día siguiente, debían partir rumbo a Cabo Juby, llevando a 204 hombres y 50 bultos (en El T.3-13 estuvo destinado, por primera vez, en el Ala de Transporte nº 35 desde junio de 1957 hasta marzo de 1962. Durante ese tiempo ostentó el indicativo 35-114, al menos (Archivo del autor). total, 21.828 kg de peso). Pero la lluvia que había caído durante la noche hizo que el campo se encharcase y tuviera que ser cerrado al tráfico, lo cual no fue óbice para que cumplieran la misión que les había sido asignada. Para ello, con intervalos de 15 minutos y sólo con la tripulación a bordo, tuvieron que rodar más rápidamente de lo habitual desde el aparcamiento hasta la pista; y, una vez en ésta, se procedió a cargarlos. Realizada la misión, todos se dirigieron a Gando. Tras efectuar varios servicios (nuevamente a Cabo Juby y, también, a El Aaiún) en los tres días siguientes, el día 10 se recibió la orden de que dos de los aviones, que estaban a punto de alcanzar el número de horas al que deberían ser sometidos a una revisión periódica, marcharan a Sevilla tras recoger en Nador y Tetuán al personal y el material del equipo de mantenimiento. Los otros once T.3 partieron para Getafe el día 11, y a ellos se unieron los dos que estaban esperando en Sevilla. Los trece tomaron tierra en su base madrileña sin novedad. El siguiente “salto” se llevó a cabo a finales de este mes de noviembre. El día 26 lo efectuaron ocho aviones, que llegaron directamente a Gando, mientras que, el día siguiente, lo hicieron otros ocho T.3, así como tres Bristol 170 de Aviaco, militarizados, que tomaron tierra en Sidi Ifni. Estos últimos volvieron a la Península este mismo día. Tras realizar varios servicios a Villa Cisneros, El Aaiún y Sidi Ifni, los 16 aviones del Ala de Transporte nº 35 retornaron a Getafe el 1 de diciembre. Seis días después, quince T.3, más cuatro Bristol 170 de la citada compañía bilbaína, llevaron a cabo el traslado a Sidi Ifni del Primer Escuadrón de Paracaidistas (320 hombres con su correspondiente impedimenta). Nueve de aquellos volverían a Getafe al día siguiente, mientras que los otros seis quedarían desplegados en Gando. El día 14, cuatro T.3 (cuyos indicativos eran los 35-116, 117, 134 y 135) salieron de Getafe y se dirigieron a Gando, tras haber hecho escala en San Pablo y no haber podido tomar tierra en Sidi Ifni por estar este aeródromo cerrado a causa del mal tiempo. El día siguiente, en uno de ellos fueron trasladados a Sevilla los cadáveres del alférez Rojas y del sargento Torres, así como varios combatientes heridos a Getafe. El T.3-39 se incorporó al Ala de Transporte nº 37 el 21 de diciembre de 1962 y en ella permaneció destinado hasta el 25 de febrero de 1965. Durante este período tuvo el indicativo 37-39. Tras una revisión IRAN, a ella volvería en mayo de 1966 (SHYCEA).


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