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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 896 NOV 2015

Seguridad y Defensa REVISTA EJÉRCITO • N. 896 NOVIEMBRE • 2015  17  Desde las fuerzas armadas esta extravagante situación se ha justificado como una exigencia de la seguridad nacional. El estado de excepción se ha instalado dentro del país, con la excusa de la presión de las amenazas pero también por la debilidad de las alternativas. Esta situación no cambia de repente, aunque el Gobierno de Nawaz Sharif tenía en principio algunas opciones para impulsar el proceso. Nuestro famoso y poderoso general Ashfaq Parvez Kayani nació en Manghot, una ciudad del distrito de Rawalpandi, en la provincia de Punjab, al noreste de Pakistán en la meseta de Pothohar. Este dato no dice mucho a cualquiera que no conozca bien al ejército de Pakistán pero lo cierto es que no debería llamar la atención al que sepa que la inmensa mayoría de los oficiales pakistaníes proceden de esta provincia. Ahora bien, lo que sí resulta curioso es que su padre fuera suboficial. A largo plazo, las fuerzas armadas de Pakistán están obligadas a modificar la actual base de reclutamiento de los oficiales si aspiran a ser reconocidas en todo el país. En algunas provincias, especialmente en Baluchistán, la población, si las cosas no cambian, tendría razones para llegar al convencimiento de que el Ejército es una fuerza al mando de oficiales extranjeros. En las Áreas Tribales de Administración Federal (FATA por sus siglas en inglés) sería incluso más peligroso. Si no hay cambios, después de las intervenciones militares norteamericanas en territorio de Pakistán, los ataques de drones armados, las operaciones militares de las fuerzas armadas paquistaníes en Waziristán Sur y Norte, así como en otros distritos de las FATA, las tribus pastunes serán irrecuperables para la causa de la defensa nacional y mucho menos formando parte de un ejército visto como agresor o como colaborador de los extranjeros infieles. El Punjab es la más poblada y desarrollada de las provincias del país pero además, por su posición e influencia, la que más peso político tiene. Las quejas del resto de las provincias respecto al dominio que sobre las instituciones del Estado mantiene la población punjabí son continuas, especialmente graves en Baluchistán y la provincia de Sindh. Si además los mandos militares proceden en su mayor parte de la provincia de Punjab, esta importante institución se movería en la misma dirección que el resto, perdiendo peso en su tarea particular de construcción nacional en el país de los puros. En todos los países sería bueno que existiera cierto equilibrio en la distribución del origen de sus servidores públicos, especialmente los que llevan armas. Especialmente en los estados donde conviven etnias, culturas, idiomas, razas y credos distintos, la virtud del equilibrio es esencial para el Estado. Aquí podemos aprovechar la ocasión para que cada uno haga su particular repaso del estado de la cuestión dentro de su propia casa. Pero volviendo al general Kayani, podemos decir que su momento ha pasado. Fue jefe del todopoderoso Inter Services Intelligence (ISI), servicio de inteligencia de Pakistán, fue presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, fue en dos mandatos jefe del Ejército, fue el primer general al mando del Ejército que recibió de manos del poder civil la confianza de revalidar el mando del Ejército, manteniéndose en su puesto, después de perder las elecciones el Partido Popular de Pakistán. Su cese no está relacionado con el cambio de gobierno, propiciado por la amplia mayoría de la Liga Musulmana de Nawaz Sharif en las elecciones de mayo de 2013, sino simplemente porque los tres años de mando que le correspondían habían llegado a su fin. Pakistán. Guardia de honor a caballo


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