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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 896 NOV 2015

Despliegue de la batalla de Ceriñola3. REVISTA EJÉRCITO • N. 896 NOVIEMBRE • 2015  87  DOCUMENTO se dirigían con decisión al lugar adecuado para dar la batalla, al que además había que llegar con algún pequeño margen de tiempo, para organizar la defensa según las brillantes ideas de don Gonzalo. A los alemanes, procedentes de las frescas selvas del centro de Europa, hubo que ayudarles montando a algunos a la grupa de los caballos de los jinetes de la columna. Aun así, casi medio centenar de aquellos bravos soldados, extenuados y ya sin fuerzas, quedaron para siempre en la cuneta del camino en el cumplimiento del deber. El pueblo y el castillo de Ceriñola, ahora en manos de unos pocos gascones a los que se aisló, permanecen en lo alto del Cerro Mediano que desciende suavemente hasta un camino o canalillo que lo circunvala. Esa zona estaba cubierta de viñas y algún olivar. En ese lugar, que se alcanzó a media tarde, el de Montilla decidió montar su despliegue defensivo. A su vez, el duque de Nemours, falto de confianza en sí mismo por los continuos engaños sufridos y sin información fehaciente de qué parte del ejército español había abandonado Barleta y sobre todo, poseído por el ambiente y forma de pelear en aquella época se reúne, en un ambiente de gran hostilidad, con sus capitanes que se consideran los auténticos militares y desprecian por ello a su joven virrey. Ellos, a diferencia del duque de Nemours que prefería tener más horas de luz por delante y mejor información, eran partidarios de atacar de inmediato, aunque también era cierto que no tenían agua. Su campamento estaba sin organizar y pensaban, como factor a su favor, en el cansancio de los españoles. Cuando Nemours al fin decide atacar y afirma «así no sirvo bien al Rey, pero muriendo en el campo salvaré, al menos, mi honor», posiblemente no era consciente de lo premonitorio de sus palabras. Mientras, don Gonzalo, tras dar unos minutos a sus hombres para reponerse y refrescarse en un cercano arroyo, los pone a trabajar. Se trataba de profundizar el canalillo que corría por la parte baja, aprovechando la tierra extraída para elevar, a modo de parapeto, su borde. Delante se


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