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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 896 NOV 2015

Todo lo anterior unido conduce a crear una estructura militar nueva que supere las milicias y que disponga de un elemento principal, fiable, flexible y proyectable aunque no único, y que no podía ser la caballería clásica. LOS COMBATIENTES En cualquier ejército se valoran sus elementos constitutivos, hombres, armamento, material, instrucción, etc., pero es conocido que el valor real de un ejército viene dado por el valor no de sus hombres-armados sino de sus soldados: combatientes instruidos dueños de su moral y disciplina. Desde la caída de Roma se había considerado que el peón valía, solo como masa, para auxiliar a los auténticos guerreros: los caballeros. Después de casi ocho siglos de choques, don Gonzalo tenía ya guerreros de a pie, ahora quedaba primero asentar su calidad y después cualificarlos, pasando la infantería a ser el núcleo del ejército. El primer contingente en Italia que se pone bajo sus órdenes «no estaba siquiera compuesto de mesnadas con carta de naturaleza, sino amigos personales, jinetes andaluces, peones murcianos, vizcaínos, gallegos, asturianos, inadaptados, omicianos y hasta delincuentes con cuentas personales con la justicia». Hombres todos prontos al motín, al gusto por el dinero pero también conscientes de su condición de hombres libres, con honra o hidalgos. Ellos constituyen el modelo más diferente que pudiera existir del típico hombre-armadosiervo o del soldado-esclavo, elemento abundantísimo en las milicias-ejércitos de antaño. Los hombres que llegan a Italia son el producto de generaciones de hombres hechos por su espada y valor, ganadores de fueros, privilegios y conocedores de que su honra les obliga. Este nuevo tipo de soldadolibre está acostumbrado a la independencia, al riesgo y al peligro, de los cuales nace su capacidad de actuar independientemente y la valoración 92  REVISTA EJÉRCITO • N. 896 NOVIEMBRE • 2015 del esfuerzo colectivo. Características que permiten adaptarse a multitud de formas de combatir, superando los accidentes del terreno, las rígidas formaciones de los cuadros de la época y/o el sentimiento de conveniencia social tipo amateur, del sport de la caballería. Son la base adecuada para conseguir la herramienta que se oponga a los sistemas bélicos basados en las caballerías del norte y del sur. Desaparecerán los peones, obreros sin cualificación para dejar campo libre a los infantes, nombre de abolengo dado en España a estos hombres. El Gran Capitán empieza a emplear el tiempo en instruirlos. Son los hombres quienes de verdad tienen o no la voluntad de cruzar el umbral y combatir, solo el infante decide. Conseguida su moral, les instruye primero en marchar, en cualquier condición atmosférica, de día y de noche rompiendo la norma social de que el día se dividía en tres tercios de las cuales solo un tercio era para caminar y siempre con luz. Tras el marchar, el movimiento y la maniobra. Los combatientes serán capaces de moverse treinta kilómetros, en una noche, situarse y con sorpresa maniobrar, hasta desgastar al enemigo. La capacidad de trabajar y preparar el terreno será adquirida por los propios combatientes. Así dentro de la instrucción de los combatientes, Con el Gran Capitán los peones se transforman en guerreros a pie


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