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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

JUAN ANTONIO GÓMEZ VIZCAÍNO de las posibles causas de la parada ocasionada en la botadura del Septentrión, evitar que ocurriese lo mismo en las ulteriores botaduras. Para ello «ideó, y con satisfacción del constructor D. Eduardo Bryant, se hizo la grada-circular», de la que en ese tiempo no había «más ejemplo en ningún otro Astillero de Europa, y probó tan bien como se deseaba. Examinadas las demás obras y fábricas, y dexando también aparejado al nuevo método el navío Tridente siguió su camino á Cádiz» (7). Otra de las carencias del departamento era su notable la escasez de personal, ocasionada por la necesidad de cubrir las tripulaciones de los buques, pues a guarnecer la fragata Esmeralda y los jabeques Aventurero y Gitano se habían destinado 135 hombres; además, debían atenderse las continuas peticiones en este aspecto del ingeniero-director, que reclamaba tropa para la custodia de los calcetas empleados en los trabajos, así como para la guardia del recinto del arsenal, por estar todavía abierto, y la de los vagabundos procedentes de las cajas de Toledo, Almagro y Tortosa, en las que había establecidas banderas del Cuerpo (8). Por añadidura, con carácter extraordinario, en época estival había que enviar cada año al Real Sitio de Aranjuez el personal suficiente para, al mando de oficiales de mar, atender el dragado del cauce, el mantenimiento de los buques y la provisión de las tripulaciones de los quince que allí atendían a la familia real en sus salidas por el río, personal que en 1755 se cifró en cien hombres (9). Estos 15 buques, entre los que se encontraban las fragatas San Fernando y Santa Bárbara, los jabeques Orfeo y Tajo y la falúa Real, allí construidas, constituían la llamada jocosamente «Escuadra del Tajo», destinada a la navegación fluvial para distraer a los monarcas y su séquito. No obstante estas insuficiencias, el arsenal mantenía una actividad muy intensa y de continuo debía prestar atención a los buques que operaban por el Mediterráneo y arribaban a su dársena para reparar. Así ocurrió con la escuadra compuesta por los buques Héctor, Triunfante, Soberano y Vencedor, que arribaron a este puerto al mando de Agustín de Idiáquez en agosto de 1756 (10). Al respecto, Arriaga le comunicó a Spínola lo siguiente: (7) Breve Noticia de la Vida del Excmo. Sr. D. Jorge Juan y Santacilia, reducida á los hechos de sus Comisiones, Obras Virtudes, que, á instancia de sus Apasionados, presenta al Público su Secretario D. Miguel Sanz, Oficial segundo de la Contaduría principal de Marina. Madrid, 1773. (8) AMC, CH-3. (9) ANC, PIIG, caja 40, exp. 1. (10) Agustín Idiáquez y Borja, nacido en Echagüen-Aramayona-Álava en 1701. Ingresó en la Armada como guardiamarina en 1717, y en 1720 concurrió a la expedición a Ceuta. Prestó sus servicios durante algún tiempo en los Mares del Sur, navegando por aguas de Chile y y el Perú. En 1732 asistió a la reconquista de Orán. En 1738, en Cádiz, contrajo matrimonio con M.ª Teresa de Echevarría y Viquendi. Ya general, desempeñó una comisión de servicio ante las regencias de Trípoli, Túnez y Argel. En 1762 mandó una escuadra de navíos y fragatas que sumaban un total de siete unidades, con la que hizo el corso contra moros e ingleses y batió, además, los fuertes de Argel y Tánger. En 1764, al mando de la Flota de Indias, se dirigió a América del Norte, y de vuelta en la Península, pasaría al Departamento de Cádiz, donde prestaría servicio el hasta su fallecimiento, ocurrido en 1778. 28 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 126


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