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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

ROCÍO MORENO CABANILLAS Una vez anunciada la partida del primer paquebote, había que escoger cuál de los tres surtos en el puerto de La Coruña iba a inaugurar el servicio postal con América. Y el elegido fue el San Nicolás, «por las circunstancias que concurren en él, por lo que se tripulará y pertrechará para la salida» (21). Su elección obedeció al hecho de ser el de mayor porte pues, a fin de asegurar el giro postal, su superior tamaño favorecía la instalación de seis cañones, que sin duda impondrían respeto a cualquier lancha armada con que el paquebote se topara en su travesía. Seleccionado el paquebote que iba a inaugurar el servicio ultramarino de correos marítimos, se procedió a los preparativos para su marcha. En primer lugar, por real orden de 16 de septiembre de 1764 se resuelve que desde el 1 de octubre del mencionado año los paquebotes destinados al servicio marítimo de correos cambiarán de denominación. Y así, el que se llamaba San Nicolás, alias El Chasqui, pasará a llamarse Cortés; el Santa Ana, el Pizarro; el nombrado Nuestra Señora de Begoña, el Magallanes; el Postillón, el Quirós y, por último, el Expectación de María, alias El Propio, el Gallego. De esta manera, la embarcación que estrenaría el servicio el primero de noviembre se llamaría Cortés (22), la cual, como las otras cuatro que se habían adquirido para este proyecto, debía lucir un escudo de armas en sus banderas y gallardetes, con el cual se expresaría su pertenencia a la corona española, según había dictaminado el rey el 19 de octubre de 1764 (23). En segundo lugar, se procedió a organizar la tripulación participante en esta primera travesía, y se dispuso todo lo necesario para acometer esta, es decir, fijar el equipaje máximo permitido a los pasajeros, establecer la cantidad y composición de las raciones, etc. Aparte de la marinería, iban a embarcar en este primer paquebote las personas designadas para ocuparse de las administraciones de correos que se fundaran en ultramar. A todos ellos se les permitía llevar dos baúles con ropa y efectos de uso personal, previniéndoles de que, «en el caso de introducir en ellos géneros comerciables de los permitidos », deberían «adeudar los derechos de Aduana, pero no el flete», y si quisiesen llevar alguna otra carga, habrían «de pagar los fletes al respecto que los demás particulares» (24). En cuanto a las dietas de las personas transportadas en el barco correo, se establece que a los dependientes de la Renta de Correos se les ha de regular por cuatro raciones diarias, las mismas a que tenían derecho los capitanes, patrones y pilotos (25). (21) Ibidem, 374 A. Correspondencia del administrador de correos… La Coruña, 22 de septiembre de 1764. (22) Ibidem. La Coruña, 3 de octubre de1764. (23) Ibidem, 428A. Correspondencia del marqués de Grimaldi a los Administradores Generales de la Renta de Correos. San Ildefonso, 19 de octubre de 1764. (24) AGI, Correos 374A. Correspondencia del administrador de correos de La Coruña, José Antonio López, con los Directores de la Renta. La Coruña, 27 de octubre de 1764. (25) Esta dieta de los pasajeros del paquebote iba a estar constituida por 18 onzas de bizcocho al día, 8 de carne salada, 6 de tocino, 5 de bacalao, 6 de queso, 20 de menestra, 1 de aceite y ½ cuartillo de vinagre. Así se fijan las raciones que debía consumir la tripulación a bordo del buque. AGI, Correos 374A, ramo 1. Correspondencia del administrador de correos de 80 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 126


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