Page 94

REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

LAS BANDERAS DE LA CAPILLA DEL DONCEL EN LA CATEDRAL DE SIGÜENZA abandonaba la bahía de Peniche y, dando bordos sobre la costa portuguesa, se dirigía a tomar el fondeadero de Cascaes para dar apoyo a la infantería desembarcada. La defensa del campo y de la capital lusitana corría a cargo del archiduque Alberto de Austria, virrey y gobernador general del reino de Portugal, quien tenía a sus órdenes, entre otros cualificados jefes, al conde de Fuentes, excelente y experimentado general español. Siempre hostigado por la caballería e infantería ibéricas de los capitanes Gaspar de Alarcón y Sancho Bravo de Arce (7), el ejército inglés de Norreys llegaba el día 30 al pueblo de Loures —a tres leguas de las murallas de Lisboa—, muy escaso de vituallas y sin caballería ni artillería. Casi al mismo tiempo, los navíos de Drake fondeaban en las proximidades de Cascaes. Tras varias escaramuzas en campo abierto, el 2 de junio las fuerzas hispanoportuguesas quedaron acantonadas en el interior de la capital, para reforzar las defensas a la espera del ataque de los ingleses, cuyo ejército se iba aproximando lentamente a los arrabales de Lisboa. A todo esto, las galeras del general Alonso de Bazán se arrimaron al flanco sur de Lisboa, para hostigar a los invasores e impedir la aproximación de las unidades navales de Drake en socorro del ejército de Norreys. Los días 2 y 3, después de diversas tentativas de entrar en la plaza por sorpresa mediante estratagemas, los ingleses fueron rechazados con pérdidas, y los españoles y portugueses leales al rey Felipe pasaron a la ofensiva por diferentes frentes simultáneamente. A la vista de las pérdidas sufridas en las escaramuzas del 3 de junio, la falta de apoyo de la población portuguesa y las malas perspectivas que presentaba el asedio, sir John Norreys decidió al día siguiente emprender el repliegue de sus tropas hacia Cascaes, buscando el amparo de la flota de Drake. La tropa inglesa en retroceso fue hostigada al principio desde la mar por el cañoneo de las galeras de Bazán y, posteriormente, el 5 de junio, por la caballería y los arcabuceros de las compañías de los capitanes Sancho Bravo de Arce y Gaspar de Alarcón. Estos se precipitaron sobre la columna enemiga, a la que causaron bajas, al tiempo que Bravo le arrebataba en combate las dos banderas protagonistas de este ensayo. Una de ellas era la ya citada portuguesa del conde de Atouguia, tomada por los partidarios de don Antonio en Peniche, y la otra, una inglesa (8). El repliegue de los invasores finalizaría trece jornadas después, con el reembarco de las fuerzas angloportuguesas en Cascaes para emprender la vuelta a Plymouth, habiendo sufrido un severo castigo y provocado la indignación de la reina Isabel por la pérdida de prestigio que suponía para Inglaterra. (7) Sancho Bravo de Arce y de Lagunas era capitán de caballos del Rey, caballero de la Orden de Alcántara y pariente cercano del Doncel de Sigüenza. (8) FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo: Armada española, t. III, p. 51; MANZANO LAHOZ y SORANDO MUZÁS: op. cit., pp. 48ss., y GORROCHATEGUI SANTOS: op. cit., pp. 243-269. Las banderas fueron depositadas posteriormente por Sancho Bravo en la catedral de Sigüenza, al regreso de la campaña. Ambas se describen en el anexo. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 93


REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126
To see the actual publication please follow the link above