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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

LA HISTORIA MARÍTIMA EN EL MUNDO José Antonio OCAMPO ANEIROS Coronel de Máquinas (R) LA HISTORIA VIVIDA Recuerdos del Desastre. Relato de Mr. Evans, comandante del Iowa COMO sabrán algunos de nuestros lectores, el relato que insertamos a continuación no es inédito. A lo largo del último siglo los estudiosos de los temas navales han podido encontrarlo en alguna publicación de la época, pese a que no fueron muchas las que lo recogieron. Lo traemos a estas páginas porque, no obstante la tragedia nacional que le da trasfondo y sus funestas consecuencias, creemos que merece la pena recordar lo edificante tanto del comportamiento delicado y caballeroso que los vencedores mostraron hacia los vencidos como la dignidad y entereza con que las dotaciones españolas se resignaron a la derrota. Esta es la razón de que recojamos en La Historia vivida esta nota, trágica, desde luego, pero también ejemplar. Recordemos someramente los hechos que precedieron al relato. Después de un combate desigual contra una fuerza dos veces superior en desplazamiento y blindaje, la escuadra española al mando de Cervera quedó enteramente destruida tras intentar romper el bloqueo a que la sometía la flota de Sampson en el puerto de Santiago de Cuba. Solo uno de sus buques resultó hundido como consecuencia directa del fuego enemigo. Los restantes, gravemente dañados por los impactos de los cañones norteamericanos, fueron embarrancados por orden de sus capitanes. Los muertos españoles que produjo el combate rondaban los trescientos setenta, a los cuales había que añadir centenar y medio de heridos. En cuanto a los supervivientes a la destrucción, botes auxiliares de los buques norteamericanos fueron recogiéndolos. Muchos de ellos se esparcían por la playa, convertida en un vertedero de náufragos hambrientos, desnudos y casi exánimes tras haber conseguido ganar sus arenas. De esta guisa llegaron al Iowa, donde el almirante Sampson, jefe de la escuadra estadounidense, arbolaba su insignia. Oigamos el testimonio sobre el particular del comandante de este acorazado, Mr. Evans: «En el fondo de los botes había tres o cuatro pulgadas de sangre; en muchos de los viajes llegaban algunos cadáveres sumergidos en aquel rojizo e imponente líquido. Estos bravos luchadores, muertos por la querida Patria, Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 97


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