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LA LEGION 534

Prensa<< 18 de Enero del 2016 Nadie en el Tercio sabía quién era aquel legionario... Por Joaquín Serrano Se llamaba Maderal, Juan Maderal Oleaga, vasco, de Erandio un pueblo de Vizcaya ribereño del Nervión y dejó su vida en las arenas de la saguía del Sahara el 13 de enero de 1958. Fue un héroe en el sentido literal de la palabra y cumplió su juramento de ofrecer hasta la última gota de su sangre en defensa de su Patria, España. Repasando los Espíritus del “Credo Legionario”, el Espíritu de Compañerismo dice lo siguiente: “Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos”. Juan Maderal Oleaga no abandonó al Brigada Francisco Fadrique Castromonte cuando éste ordenó el repliegue cubriendo al resto de su tropa y ofreciendo igualmente su vida. Siguiendo con los Espíritus, está el Espíritu de Disciplina: “Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir”, y ambos lo hicieron. Por último esté el Espíritu de la Bandera de la Legión: “Será la más gloriosa porque la teñirá la sangre de sus legionarios” y la tiñeron. (…) Como recuerdo de ese combate y como homenaje a los muertos de la Legión, se celebra cada año un Sábado Legionario en el sábado más cercano a esa fecha. En dicha celebración son también protagonistas los Veteranos Caballeros Legionarios. (…) La celebración se completó con la Jura de Bandera de casi 400 civiles siendo el Coronel Bados quien pronunció la fórmula de la Jura: “Españoles ¿Juráis por Dios o prometéis por vuestra conciencia y honor, guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey, y si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?”’, a la que respondieron todos con el “Sí, lo hacemos” pasando seguidamente a besar las Banderas del 3º y 4º Tercios. Enero 2016 La revista MENA aparecida en enero de este 2016 tiene, como es habitual, un gran contenido legionario. Artículos fugaces como: el relevo en el mando del Tercio “Alejandro Farnesio”; la entrega del Premio “Cristo de la Buena Muerte” en Ronda, que recibió el Cabo CL. D. Jonathan García Segura; el relevo en el mando de la Bandera “Millán Astray”; el relevo en el mando del Tercio “D. Juan de Austria” o la visita del Coronel Salom a las dependencias de la Cofradía. Otros de gran contenido como Semana Santa 2014 por Elías de Mateo con una frase: “Jueves Santo en Málaga es, por encima de todo, Mena”. Otro como Mena en Imágenes, aporta interesantes fotografías de variado contenido y siempre bellas o, Semana Santa 2015 y las páginas del centenario con el traslado, escrito por Ángel Escalera: “Caballeros Legionarios llevaron al Cristo a hombros y lo levantaron a pulso mientras sonaba el Himno Nacional”. “La Legión en el último desfi le procesional del Cristo de Pedro de Mena”, escrito por el subteniente García Moya es un artículo sobre la última procesión de La Legión acompañando al Crucifi cado que talló Pedro de Mena, que como sabemos desapareció tras los ataques de radicales de izquierdas en el mes de mayo de aquel 1931 a la iglesia de Santo Domingo. Mucho se ha escrito acerca de la devoción de los legionarios por el Cristo de la Buena Muerte, que es Protector de La Legión desde el año 1928. Vallés Primo ahondaba en el tema en un artículo que publicaba en “La Unión Mercantil”: “La gallardía, la bravura de esos hombres que templaron su espíritu en las adustas regiones de África se perdía cuando acompañaban en correcta formación, al Cristo de Mena. Todo lo que de fi ereza existe en esos soldados, enardecidos por el fragor de tantos combates, se reduce a una docilidad, a una mansedumbre que brota de su alma y acaricia el cuerpo exhausto del Redentor en plegarias de hondo sentimiento. Por eso, la noche del Jueves Santo es para ellos un hito generoso, inolvidable en el duro cambio de su vida”. La conexión entre legionarios y Congregación se encontraba en las más altas cotas en aquellas fechas. El Telegrama del Rif había publicado días antes en Melilla: Ya el Cristo de Mena es algo consustancial con los legionarios. Ninguno deja de llevar, en la plata de unas artísticas medallas, su sacrosanta efi gie –algunos lo ostentan tatuado en el pecho- y hasta en su Credo viril y abnegado hay un tierno recuerdo al Cristo milagroso, que es cual fl or fragante en la aridez sombría de su total renunciamiento. 534 · I-2016 3 La Legión


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