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MEMORIAL INGENIEROS 91

MEMORIAL DE INGENIEROS N.º 91 124NOVEDADES DEL ARMA En el Salón Dorado del Palacio de la Asamblea, a mediodía, hacía su entrada el presi-dente de la Ciudad Autónoma, acompañado de las primeras autoridades tanto civiles como militares de Melilla. Comenzó el relator a hablar de la creación de dicha recompensa para ceder la palabra al Secretario General de la Asamblea, quien leyó el acuerdo por el que se concedía, por unanimidad, la Medalla de de Oro de la ciudad Autónoma de Melilla al Regimiento de Ingenieros n.º 8. A continuación el máximo representante de los ciudadanos melillenses, el Excmo. Sr. D. Juan José Imbroda, hizo entrega de la Medalla y su correspondiente cédula acreditativa al Ilmo. Sr. Coronel Jefe del Regimiento de Ingenieros n.º 8, D. José Antonio Jarne San Martín, quien la recibió en nombre de todos los ingenieros militares de Melilla, para se-guidamente mostrar su agradecimiento por la recompensa con las siguientes palabras: “Mi General, con permiso, Excelentísimo Señor Presidente de la ciudad, Excelentísimas Autoridades civiles y militares, Señoras y Señores: Permítanme que empiece estas pala-bras transmitiendo el más sentido pé-same de todos los Ingenieros Milita-res de Melilla a la familia del Cabo D. Juan José Sánchez, fallecido trágica-mente el pasado domingo, así como a todos los compañeros de su Unidad, el Grupo de Regulares de Melilla. Es para mí, y para todos los compo-nentes del Regimiento de Ingenieros n.º 8 a los que represento, un honor recoger esta distinción en nombre no sólo de los que actualmente servimos en sus filas, sino también en el de to-dos los Ingenieros Militares que des-de que D. Pedro de Estopiñán llegara a estas tierras en 1497 han servido con entrega y dedicación al pueblo de Melilla. A lo largo de estos más de 500 años, los Ingenieros de Melilla hemos de-jado nuestra huella en la ciudad en forma de fortificaciones, infraestruc-turas, edificios emblemáticos... Y he-mos apoyado en la medida de nuestras posibilidades cuando catástrofes de toda índole se han abatido sobre la misma. Pero son las personas las que defienden las murallas. Solas no son más que piedras. Fueron heroicos corazones melillenses los que supieron defenderlas. Fue una vigorosa sociedad civil la que supo adelantarse a su tiempo creando una ciudad moderna a principios del siglo XX. Nosotros construimos infraestructuras, pero fueron los melillenses los que les dieron vida. Y cuando hubo una catástro-


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