que pedía “un nuevo comienzo” en las relaciones con los Estados Unidos. Lejos quedan en este 2015 los motivos de la concesión del Nobel y las esperanzas ofrecidas en los discursos con los que inició su primera legislatura. Washington, que desde 1942 no ha declarado ninguna guerra, ha ejecutado acciones militares en estos últimos años en Afganistán, Libia, Somalia, Pakistán, Yemen, Irak o Siria… y no en todos los casos con el conocimiento y consentimiento de sus gobiernos o autoridades. En cumplimiento de sus promesas electorales Obama retiró las tropas estadounidenses de Irak y en mínimos están en Afganistán, aunque en ninguno de estos dos países se puede hablar de plena estabilidad o democracia consolidada y sí de la amenaza de los radicales, especialmente los del autodenominado Estado Islámico. Las posiciones de este grupo terrorista en Siria e Irak son ahora el objetivo de una campaña de ataques aéreos de una coalición internacional liderada por EE.UU. en la que no participan ni Rusia ni China. El gran éxito para la Casa Blanca en la lucha contra el terrorismo y el extremismo en el mundo musulmán fue la muerte de Osama bin Laden en Pakistán en 2011. Éxitos también han sido los logrados diplomáticamente «El pivote de Washington corre contra el tiempo y la palanca que pueden hacer, mano a mano, rusos y chinos» con el acuerdo nuclear iraní y el restablecimiento de las relaciones con Cuba después de más de medio siglo de bloqueo. Ambos fueron muy aplaudidos pero han generado importantes facturas. El primero por el rechazo de los republicanos en Washington y por las nuevas grietas en las relaciones con dos aliados históricos, Israel y Arabia Saudita, con los que las desavenencias en intereses comunes y objetivos han abundado en los últimos tiempos. El segundo por olvidarse del resto de Iberoamérica, una región cada día más alejada de Washington y que, según avanza el tiempo, mantiene relaciones más intensas con China y Rusia, los principales competidores de Estados Unidos en estos tiempos. Militarmente, con las arcas desgastadas, los presupuestos menguando, sus fuerzas en reducción o los principales programas de armamento sin una defi- Los presidentes de EE.UU. y China, evitando la enemistad sin perder la escasa amistad. Tropas rusas participan en el desfile para conmemorar el 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, el mayor desfile militar en Moscú desde la caída de la Unión Soviética. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Junio 2015 555
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