Internet y nuevas tecnologías USABILIDAD MALDITO CORRECTOR ORTOGRAFICO Creo sinceramente que uno de los mejores inventos asociados con el uso cotidiano de la informática es el del corrector ortográfico. Creo tener un conocimiento medio-alto de la ortografía del castellano, pero soy terriblemente despistado y un mecanógrafo mediocre, así que en mis textos se deslizan muchos errores. Mi ortografía francesa excluye desde hace cincuenta años por completo los acentos y solamente el corrector consigue ponerlos en su sitio. Con el inglés son las frecuente conjunción de tres consonantes lo que me pone en duda y lo que me pasa con el catalán, que hablo desde la tierna infancia, es que nunca lo he estudiado (eran otros tiempos). En todos estos casos, Imagen generada con Wordle gracias al corrector ortográfico adecuado, las faltas de orotrografía quedan señalizadas y puedo corregirlas. De esa forma mis textos son mucho más legibles, aunque no siempre. Los correctores ortográficos tienen una serie de limitaciones implícitos en su diseño. No identifican como errores las palabras correctas usadas en lugares equivocados, lo que da lugar a errores bastante molestos. En el siguiente nivel de comportamiento errático, que no puedo por menos que calificar de irritante, está la función de predicción de escritura o la corrección automática del texto según lo escribes. Como si no bastase señalar la falta y dejar a la conciencia humana que decida sustituir o conservar el término marcado como erróneo, algunos malditos correctores se empeñan en ofrecer soluciones a lo ROBERTO PLÁ Coronel de Aviación http://robertopla.net/ que detectan como un posible entuerto, consiguiendo a veces propiciar otros errores que convierten el texto en ridículo o simplemente ininteligible, como puede ser el caso de muchos mensajes enviados por teléfono donde la corrección automática, las prisas y las teclas de una talla menos que la yema de los dedos forman una conjunción mortificadora del lenguaje. Todo este circunloquio es una maniobra exculpatoria de un error deslizado en mi artículo del número 843, en el que se dice que “la empresa Fotokite usa para realizar fotografías aéreas de forma similar al KAP, han sustituido las cometas por quirópteros”. Me imagino el asombro de los lectores que hayan imaginado a pequeños mamíferos alados levantado cámaras fotográficas, cautivos de un hilo. Espero que el desarrollo del artículo, en el que a continuación se mencionaban a los quadrópteros, haya hecho entender a los lectores que se trata de uno de esos errores inducido por la vertiente bromista y juguetona del maldito corrector ortográfico. http://delicious.com/rpla/raa844a DISPOSITIVOS MOVILES UN AGUJERO EN EL BOLSILLO Si tienes unos pantalones a los que se les ha agujereado el bolsillo, es posible que hasta que puedas repararlo, te los sigas poniendo pero, sin duda alguna, no meterás dinero ni nada que aprecies en ese bolsillo: podrías perderlo. Nuestro teléfono móvil "inteligente" es bastante peor que un bolsillo agujereado. Para empezar casi ninguno de nosotros ve el agujero, por lo que seguimos depositando en el teléfono valiosos datos que no nos gustaría perder ni compartir. Pero es que además de ser un colaborador inepto y descuidado, el teléfono puede ser un auténtico traidor que trabaja como un “topo” para el primer desaprensivo que decida usarlo como un periscopio de nuestra intimidad. A estas alturas, un porcentaje elevado de los lectores de este artículo estarán pensando: "me da igual que me espíen, no tengo nada que ocultar". Error. La mera agenda del teléfono es una pieza de caza para los curiosos merodeadores de la red. Permite extender el fractal de la atención y aproximarse a otros objetivos. Quizás les envíen un mensaje en tu nombre, recomendándoles que accedan a una página con atractivas promesas, pero donde únicamente serán infectados para continuar la cadena. La pesca es un deporte de paciencia y habilidad: hay que esperar a que pique el pez gordo y saber sacarlo del agua. Así son los delincuentes y espías informáticos. El catálogo de golosinas que contiene tu teléfono es largo y los platos más apetitosos son las aplicaciones. ¿Cuantas tienes en tu teléfono? Con algunas de ellas puede que accedas a tus cuentas en las redes sociales, a tu correo, ¿Quizás incluso al correo del trabajo? y puede que incluso a tu banco, o a servicios de venta telemática. No guardas un agujero, sino un auténtico colador, con más puertas que el Ministerio del Tiempo, en tu propio bolsillo. Le das la vuelta y sacas la tela del bolsillo y parece bien cosido, pero tiene un agujero. Guardas tus tesoros en el bolsillo y al meter la mano los tocas y crees que siguen allí, pero ya los estás compartiendo con tus peores enemigos. Y una cuestión que no se nos puede escapar es que mucha de esa informa- 574 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Junio 2015
REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 844
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