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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 326

La sección ganadora de la edición de este año ha sido la representante de la Bandera Ortíz de Zárate III fuerzas armadas la III Bandera que se alzó con el trofeo. «Es una prueba de esfuerzo, de superación, en la que lo importante no es ser los primeros, sino llegar todos juntos», añadía tras la línea de meta después de gritar «¡rompan filas!». Era la última formación de las innumerables con las que a lo largo de una hora y 35 minutos los componentes de la Ortiz de Zárate se cuadraron ante el mando dando novedades cada vez que superaban un obstáculo, denominados también «estaciones» en el reglamento de la prueba. Las de un calvario de troncos al hombro; de transporte de heridos en camilla; de arrastre de vehículos pesados durante 25 metros; de progresión cuerpo a tierra atravesando neumáticos; de equilibrios sobre un puente colgante y un teleférico; de escalada y descenso de un muro y de una red de desembarco; de caídas en un foso profundo; y de pasos de charcos con el agua hasta la cintura. JUNTOS Y COHESIONADOS Tras la línea de meta, finalizada la competición, todos los participantes podían «sacudir su alma», como reza la oración paracaidista, felicitándose por haber concluido la prueba al completo, sin bajas, fruto del «sacrificio, dureza, generosidad y auténtico compañerismo», continua la plegaria que el 23 de febrero pudo escucharse en la base Príncipe durante los actos del 50 aniversario de la unidad y en cuyo marco se entregaron las medallas a los ganadores del trofeo. Los Caballeros y Damas Legionarios Paracaidistas acostumbran a caer del cielo desde altitudes que pueden superar los 8.000 metros para introducirse en territorio hostil. El objetivo de estos hombres y mujeres al «tomar» es siempre el mismo, como sucede en esta prueba de resistencia, la GEBRIPAC, «llegar juntos, sin perder ningún hombre por el camino », decía el teniente Morales. «Con esta gente a cualquier sitio», sentenciaba al finalizar la competición el general Juan Cifuentes, jefe de la BRIPAC, felicitando a todos los participantes, algunos desfallecidos en el suelo, otros de pie, apoyados en el hombro del compañero, fundidos en una melé de abrazos o aferrados a la cantimplora con el pulso débil, alterado por el esfuerzo, deseosos de tomar un trago de agua. J.L. Expósito Fotos: Pepe Díaz Arriba, carga de troncos al hombro y, en la página de la izquierda, paso de un foso natural enfangado. A la llegada a meta, el agotamiento de los participantes es compensado por las felicitaciones, como las del propio general Cifuentes (debajo). Marzo 2016 Revista Española de Defensa 45


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