Page 8

REVISTA DE HISTORIA NAVAL 123

NOTA EDITORIAL UN año más agradecemos a nuestros lectores su fidelidad. Pero en este 2013 que concluye queremos encarecer particularmente esas acostumbradas muestras de gratitud pues, gracias a la comprensión y paciencia de quienes nos siguen, hemos cumplido un año más de vida de la REVISTA, a pesar de las voces en la sombra que dudaban de nuestra capacidad, tantas veces puesta en entredicho y otras tantas acreditada, y de que se han amontonado los obstáculos para llevar a feliz término nuestra labor editorial dentro de los márgenes temporales que tenemos fijados. y si bien es verdad que no hemos alcanzado dicha meta corriendo, sino caminando, nadie dice que sea pecado el caminar. Dadas que han sido a nuestros lectores las gracias, nos presentamos con una REVISTA que, a buen seguro, colmará sus aspiraciones de saber, sus inquietudes por conocer, sus ansias de comprender. Por ser el que cierra el año, hemos confeccionado un número cronológicamente transversal, cuyos artículos abarcan un espectro cronológico amplio que arranca de la Edad Media y, pasando por la edad moderna, llega hasta la contemporánea. y así, empezamos en el siglo XIII, con el código alfonsino de las Siete Partidas y el papel que en él desempeñan los navíos de guerra, germen de la futura Marina española, que aquí empieza a despuntar. Desplazándonos por la historia, llegaremos hasta la edad moderna, donde se emplaza la figura de Américo Vespucio, quien, queriéndolo o no, convirtiéndose en epónimo del Nuevo Mundo, consiguió adueñarse del protagonismo del Descubrimiento, y hasta podría decirse que «patentarlo». Un poco posterior, la figura de josé Mendoza y Ríos emerge para rehabilitarse de la ingratitud de un mundo coetáneo que no supo reconocer a sus logros el valor que atesoraban, como les ha sucedido a tantos otros. Los españoles, que nos quedamos boquiabiertos ante cualquier banalidad que venga del exterior, no sabemos reconocer el mérito de lo que nos ofrecen nuestros compatriotas. Mendoza y Ríos no solo fue el impulsor de la creación, de la instauración de la cultura en la Armada a través de sus recomendaciones para reunir el saber histórico y científico de su época en una institución que lo hiciera llegar a las generaciones futuras, sino que asombró a propios y extraños con su método para el cálculo de la longitud valiéndose de las distancias lunares. El trabajo relativo al monumento funerario de Liniers y De la Concha nos señala que «los últimos héroes de la Patria Vieja fueron las primeras victorias de la Patria Nueva», y su evocación es harto oportuna cuando no hace mucho, el 10 de mayo de 2013, se ha enmendado la placa que señalaba en el Panteón de Marinos Ilustres su lugar de reposo, para extenderla a todos los que, junto con ellos, dieron la vida por sus ideales en Monte Papagayo, ceremonia que contó con la presencia de autoridades de España, Argentina y Francia y de numerosos descendientes de los héroes.


REVISTA DE HISTORIA NAVAL 123
To see the actual publication please follow the link above