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REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2015

RUMBO A LA VIDA MARINA Seres bentónicos y al fondo una «nevada» de diminutos organismos planctónicos que, al ser tan visibles, creemos que pueden ser copépodos. En primer término, peces nectónicos. (Foto del autor). primarios, o sea, serían en la mar los verdaderos e indiscutibles herbívoros del plancton, los primeros de la pirámide trófica, capaces de transformar los hidratos de carbono de diatomeas y dinoflagelados en proteína animal. Su número es incalculable. El citado autor considera que uno solo de ellos, del género Calanus, es el microorganismo más abundante del zooplancton y no se arruga al afirmar que representa la mayor biomasa total de toda la mar, únicamente sobrepasada, pero solo en determinados lugares —matiza—, por la de los eufasiáceos, ya sabéis: el desbordante krill. La biomasa de los copépodos se dispara, además, porque cuenta con una vida larvaria, también nadadora, de tipo nauplius, que aumenta tanto su concentración en el plancton que sobra para alimentar, entre otras, a las especies pesqueras más populares: arenques, bacalao y afines, y sardinas y anchoas, que también son ciento y la madre. También a ballenas y tiburones filtradores de agua. Y por si era poco Calanus tiene hasta tres generaciones por año, y eso no es nada si lo comparamos con otro copépodo más pequeño, Tisbe furcata, del que Gunnar Thorson afirma 2015 309


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