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REVISTA GENERAL DE MARINA MARZO 2015

TEMAS PROFESIONALES estas áreas o impedir que el enemigo las utilice, usando municiones especializadas, con poca letalidad colateral, pero muy eficaces en su misión, puede ser decisivo en un conflicto actual o futuro. Las nuevas piezas de artillería naval En el último cuarto del siglo XX, mientras varios países de Europa desarrollaban la artillería convencional y obtenían mejoras en los calibres 114, 127 y 155 mm, la US Navy estuvo desarrollando el mencionado cañón AGS de 155 mm dentro de un programa más ambicioso de sistemas de armas para buques de guerra. En principio, la idea era que el AGS pudiera aprovechar los avances tecnológicos logrados hasta la fecha en la artillería de campaña, la cual había diversificado y especializado mucho más sus municiones que la artillería naval, utilizando proyectiles que lograban notables incrementos en alcance y eficacia para atacar blancos puntuales, gracias a los avances en evitar la resistencia del aire, empleo de submuniciones y al uso de espoleta con mejores capacidades de detección, discriminación de blancos y precisión del guiado. Cabe recordar que la primera fase del proyecto AGS se contrató en 1992 con Lockheed Martin para desarrollar un cañón naval de propulsor líquido (LP), cuyas especificaciones eran alcanzar los 65 km (35 mn) con los proyectiles existentes en esa época en el US Army, y de más de 185 km (100 mn) utilizando proyectiles especialmente diseñados para ese sistema artillero, lo cual significaba superar el alcance de muchos misiles en servicio, doblar el de los cañones navales y cuadruplicar el de la mayoría de los obuses de campaña de la época. Según afirmaba David Miller en su artículo Shore Bombardment, Guns Back in Vogue, publicado por la International Defense Review en julio de 1995, un montaje naval de 155 mm/L70, fabricado por Lockheed Martin para la US Navy, habría disparado un proyectil de 91 kg a un alcance de 138 km, consumiendo 43 litros (l) de propulsor CAP (Combustion Augmented Plasma), utilizando la tecnología ETC (Electrothermal Chemical), propiedad de la United Defense norteamericana. El procedimiento CAP consistía en inyectar directamente un poderoso plasma, creado eléctricamente, que reacciona con la carga propulsora contenida en una vaina convencional para producir una mezcla que lanza el proyectil a muy alta velocidad, y a la vez lubrica y enfría el ánima del cañón. Esta variante CAP de la tecnología ETC sería un híbrido entre un cañón electromagnético y otro de propulsor líquido, lo cual tiene las ventajas de necesitar solo un tercio de la energía eléctrica usada por un cañón electromagnético y que su planta electromotriz ocupa entre un quinto y un tercio de su volumen. Además obtendría los mismos resultados con un tubo más corto, por lo que sería probablemente un sistema mejor aunque más complejo. Pero al escoger la mejor solución balística integrando variables como la carga de 2015 279


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