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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 319

de ellos aún hacen guardia hoy ante el Panteón de Marinos Ilustres», comenta Ramos. Su modelo forma parte del área dedicada a la batalla de Trafalgar, donde también se expone una recreación del Victory, buque insignia del almirante Nelson, en el que fue muerto en el combate. ESPAÑA EN LA I GUERRA MUNDIAL Otro buque ilustre es el portahidroaviones Dédalo I. «Su maqueta enseña una demostración del poco espacio que necesitaba para despegar el autogiro de De la Cierva», señala la guía. Ante el mismo modelo, recuerda además el origen español del helicóptero y del submarino, así como que el Peral fue construido en La Carraca. Aprovecha la ocasión, por último, para descubrir a más de un visitante la importante labor humanitaria Historia de la navegación a escala. Bandera del acorazado Carlos V. Talla de la Virgen del Rosario, que, según todos los indicios, «acompañó» a Juan de Austria en Lepanto. española, liderada por Alfonso XIII, durante la I Guerra Mundial. «España se mantuvo neutral, pero, a modo de recompensa por esa labor, recibió este buque alemán, rebautizado como Dédalo. Con los años llegaría su sustituto de Estados Unidos, tras la II Guerra Mundial», explica Ramos. Al lado del portahidroaviones, la guía llama la atención sobre un cuadro que plasma el desembarco de Alhucemas (1925) y subraya que «la exitosa acción aeronaval española fue pionera en su género y que, décadas después, sería objeto de estudio para planificar el Día D». La visita, de la que éstas son sólo unas pinceladas, continúa en la planta superior, donde la bienvenida corre a cargo de un singular mascarón de proa, que representa a un estudiante y hace hincapié de nuevo en el origen docente y científico del museo. Parada obligatoria aquí es una selección de la historia de la navegación tallada a mano por José Belmonte. Todo un artista que para su trabajo empleó una de las maderas más duras, la de guayacán, también usada para las sujeciones de las hélices de los barcos y que cuenta además propiedades lubricantes. La recreación del primer mascarón del buque escuela Juan Sebastián de Elcano es uno de los conjuntos más llamativos de la exposición. Por sus grandes dimensiones, se recrea completo a través del detalle de su cabeza, sus laterales y una imagen. DON JUAN Y SAN FERNANDO El recuerdo y homenaje a Don Juan, abuelo del actual rey, es otro de los puntos destacados del recorrido, con documentos originales y fotografías del infante en la escuela naval de San Fernando y de su boda con doña María de las Mercedes. El apunte curioso es para la bandera del acorazado Carlos V, «60 metros cuadrados de tela tejida en hilos de seda, oro, plata, con piedras semipreciosas y, las uñas y los bigotes del león del escudo son auténticos», explica la guía. Con el asombro aún reflejado en el rostro, Paqui Ramos conduce al visitante hasta el cuadro de Blas de Lezo, héroe de Cartagena de Indias. La última parada del recorrido es ante una de las piezas favoritas de Ramos: la talla de la Virgen del Rosario que hace dos años causó cierto revuelo porque parecía ser la imagen a la que se encomendó Don Juan de Austria antes de librar la batalla de Lepanto (1751), y que a su regreso victorioso al vecino Puerto de Santa María, lugar de reposo de las galeras en la época, donó al hospital local. De vuelta ya del Museo Naval de Madrid, donde ha sido sometida a una cuidada restauración (ver RED nº 292), y con «esos indicios históricos consolidados en un elevado porcentaje», comenta Ramos, es ya una de las joyas del nuevo Museo de San Fernando. Esther P. Martínez Fotos: Hélène Gicquel Después de su restauración, la talla de la Virgen del Rosario de Lepanto se consolida como una de las joyas del museo Julio-Agosto 2015 Revista Española de Defensa 59


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