La batalla de Mont-Saint-Jean Rusia incorporó asimismo ciudades (Odessa y Oczakow) y territorios hasta entonces pertenecientes a Turquía. El gran ducado de Varsovia pasó a convertirse en el reino de Polonia, del que el zar ruso se proclamó soberano. Además, Georgia, Daguestán y otros cuatro Estados fueron incorporados a la «Gran Rusia», con dominio absoluto sobre el mar Caspio. Rusia comienza a poblar Siberia y la península de Kamchatka. Suecia había perdido sus bellas provincias: Finlandia, Pomerania, Stralsund y la isla de Ruggen, pero adquirió en contrapartida Noruega, arrebatada a los daneses, amigos de Francia. Dinamarca: en compensación por Noruega, se le concedió a este país el Lauenburgo. Islandia y Groenlandia figuraban entre sus colonias. Turquía poseía aún un vasto Imperio. En Europa: Rumelia, Bulgaria, Albania, Bosnia, Serbia, Valaquia y Moldavia. Grecia, también bajo su dominio, se sublevó en 1820 para proclamar su independencia. El sultán turco estaba también en posesión de Anatolia, Armenia, Mesopotamia, Siria y parte de Arabia. En África reinaba nominalmente sobre Egipto, si bien eran los mamelucos quienes ejercían el poder real. Y lo mismo ocurría en Túnez y Trípoli, gobernados por «beys», y Argelia, bajo la obediencia de un «dey». LA SANTA ALIANZA El 26 de septiembre de 1815, el emperador de Austria, el rey de Prusia y el zar de Rusia 50 REVISTA EJÉRCITO • N. 905 SEPTIEMBRE • 2016 firmaron el manifiesto conocido con el nombre de la «Santa Alianza». Los soberanos unieron sus voluntades en dicho tratado para, según sus propias palabras, «hacer practicar a sus pueblos las virtudes de la religión cristiana», si bien en el fondo estaban sus deseos de ejercer de policía en Europa, borrar los principios sociales que habían sido propagados por la Revolución y hacer fracasar los movimientos liberales que habían sido alentados por ella. Todos los príncipes de Europa se adhirieron sin objeciones a la Santa Alianza. El mismo rey de Francia, Luis XVIII, hizo estampar su firma en el manifiesto. Solamente Inglaterra se negó a formar parte de ella. Consideraba que el texto era muy vago tanto en la forma como en el fondo; sin embargo, en noviembre de 1815 también se adhirió. Sus motivos fueron asegurar, en concierto con el resto de naciones, la exclusión de la dinastía napoleónica en Francia, la tranquilidad general y la paz de los pueblos de Europa, y, en suma, la vigencia de los acuerdos que se habían alcanzado en los dos Tratados de París. NOTAS 1 Metternich (Clemente Wenceslao Nepomuceno Lotario, duque de Portella, conde y más tarde príncipe de Metternich). Nació en 1773 en Coblenza y murió en Viena, en 1859. Hijo de un distinguido diplomático, fue sucesivamente ministro de Austria en Dresde, en 1801, en 1803 en Berlín y embajador en París desde 1806 y hasta 1809. En este año fue
EJERCITO DE TIERRA SEPTIEMBRE 2016
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