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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

MATAGORDA: BALUARTE GADITANO Gerardo Manuel LóPEZ GARCÍA Doctor en Ingeniería Naval … Ellos murieron con la frente erguida; también la tumba devoró al coloso que humilló con su brazo poderoso la cabeza de Europa enardecida… Bernardo López García, «Soneto a Napoleón y al Dos de Mayo». Madrid, 1867. MATAGORDA, durante años, fue un lugar que dio trabajo a muchos gaditanos en una actividad que, cómo no, era marítima. Pero hubo un tiempo en que allí se asentó una fortaleza: la de Santa Cruz de la Matagorda. Emplazado siempre en el término de Puerto Real, este castillo clasificado como «abaluartado, costero y fusilero», aunque pequeño, revistió mucha importancia para la defensa de la ciudad (1). Su primera estructura se levantó en 1691, en forma rectangular, enfrentada a la ciudad de Cádiz, en el lugar más estrecho de la bahía. Las primeras referencias que hemos encontrado se remontan a 1588 (2), en las postrimerías del reinado de Felipe II, en un legajo donde se ordena posponer las obras en el castillo de Matagorda para dar preferencia a las del de Santa Catalina, en El Puerto de Santa María. El 30 de mayo de 1597, en San Lorenzo de El Escorial, el rey firma una real instrucción por la que se destinan 100.000 ducados para la construcción en la provincia de Cádiz de varios fuertes, entre ellos el de Matagorda. Esta instrucción estaba suscrita por el secretario personal del monarca, el orensano Andrés de Prada y Gómez de Santalla, quien se ocupaba de una de las Secretarías de Guerra, con jurisdicción sobre la península ibérica y el norte (1) El nombre se debe al sitio donde se encuentra la fortaleza, un lugar con arenales costeros, rodeado de bosques con pinos piñoneros y formado por olivilla, enebro, acebuche, alcornoque y sabina. Un denso sotobosque tipo algaida que da nombre al sitio de «la Matagorda». (2) Todos los datos históricos relacionados con la primera época de Matagorda están sacados del Archivo General Militar de Madrid, legs. 561, 681, 682 y 687. Los documentos originales pertenecen a la colección Aparici, depositada en el Archivo de Simancas. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 31


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