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LA LEGION 520

20 de Septiembre << 39 Finalizada la misión en el Líbano los legionarios del Tercio “Duque de Alba” se incorporaron de nuevo a la vida cotidiana. Es un momento de sensaciones encontradas: de una parte el reto de un nuevo comienzo y de otra la sensación del deber cumplido y la ilusión del reencuentro con las tareas habituales con los que quedaron en España cumpliendo con su deber. Pero no hay tiempo para pensar ya que en diez días celebramos el 92 aniversario de la fundación de La Legión, hay mucho que hacer y poco espacio para distracciones. Tenemos que compatibilizar las celebraciones con el trabajo que conlleva volver a poner la bandera a punto. Como siempre, multitud de actividades coincidentes y urgentes. Todos deben multiplicarse y estar en cinco sitios a la vez, pero nadie olvida que en diez días es nuestro día grande. Lo primero es ponerse en forma después del largo verano: La Legión comienza sus celebraciones con un cross: la vuelta al Hacho. Como cada año la toda la ciudad de Ceuta se vuelca en la carrera y este año se ha batido el record de participación con varios miles de corredores militares y civiles. Mientras ese río humano recorre la ciudad, los altavoces van recordando que la carrera este año recuerda al capitán legionario D Félix Angosto Castrillón, laureado por los combates en la cuenca del río Lau y asalto a Kudia Cobba, donde encontró gloriosa muerte. La Legión corre, pero corre con alegría y con el recuerdo y orgullo de los que nos precedieron. Tras once duros kilómetros, los primeros corredores van llegando a la meta, poco después comienzan a cruzar la meta las compañías de La Legión con sus capitanes y banderines al frente, un esplendoroso sol de un domingo africano los saluda. Comienza la semana, tenemos tres días por delante y ahora toca desfilar a paso legionario, ya casi se nos había olvidado lo que cuesta mantenerlo. Pero bueno con un poco o un mucho de sudor todo acaba volviendo a su ser. Y después de desfilar las competiciones deportivas son otro aspecto importante, cada compañía lucha por alcanzar la momentánea gloria de ser la ganadora, los legionarios se esfuerzan, sus compañeros les apoyan y animan. Tenemos atletismo: velocidad, relevos, salto de longitud… tenemos pentalon naval, tiro con arma larga y corta. Pero no todo es esfuerzo. También hay tiempo para la diversión y el compañerismo. Una original charanga nos ameniza con canciones con un puntito de “mala leche”, todo el mundo ríe, generalmente con más ganas cuando es al otro al que van dirigidas las puyas, con ellos pasamos un gran rato. Después los juegos cuarteleros donde los atletas participan con el mismo ímpetu que si estuvieran en las olimpiadas de Londres. Sorprende ver como legionarios con la piel curtida por el sol africano y barbas cerradas, compiten con toda su entrega en unos juegos quizás más propios de un campamento de “boy scout”, la imagen es hilarante y las carcajadas y ánimos de los que presencian son la mejor prueba. Las actividades previas al 20 de septiembre finalizan con la competición entre las escuadras de gastadores, espectaculares sus actuaciones: originalidad, sincronización y originalidad de sus movimientos. Para acabar la entrega de trofeos. Este año menos premios y más pequeños, estamos en crisis, sin embargo la misma alegría legionaria en el ambiente. Las rivalidades previas entre las compañías ahora se han transformado en exhibición orgullosa de algún jamón, chorizo o queso para compartir con los demás con un trago de vino o unas cervezas. La unidad de música de la Comandancia General de Ceuta colaboró en el ambiente festivo amenizando en “Garcia Aldave”. Los gritos de “bravo”, “ole”, ”artistas” que los legionarios lanzaban a la música pareció calar en el jefe de la misma que disfrutó del momento. Alegría y sudor: esto es La Legión. Llego el día: Hoy es 20 de septiembre, primero formamos e izamos nuestra bandera como todos los días, después el chocolate con churros y un poco de cazalla, abrazos, felicitaciones de todos para todos, es un día alegre. Subimos a la mítica posición “A”. Ahí el legionario respira, percibe algo en el ambiente que le engancha: siente Legión. Comienza el acto primero se entroniza el Cristo, La Legión pone a su Cristo en su cruz, encima de la cripta construida en honor a nuestros muertos, desde ahí nos observa y espera que más tarde La Legión vuelva a acercarse con sus guiones y banderines al viento. El acto brillante, emocionante y vibrante como todos los actos legionarios, el momento de más emoción llega cuando “El Novio de la Muerte” retumba en el aire. Las ráfagas de niebla abrazan al Cristo ocultándolo segundos de nuestra vista, los guiones laureados y los banderines se humillan ante Él y todos tienen un recuerdo íntimo para nuestros muertos. Pasado el homenaje, de nuevo los guiones inhiestos y orgullosos vuelven a ponerse al frente de sus unidades, los legionarios ya tienen sus referencia hacia el frente. La “Canción del Legionario” y el Credo salen del fondo del alma de cientos de legionarios y amigos que nos acompañan. Y para acabar, el desfile, a nuestro paso, rápido muy rápido, visto y no visto, pero marcial y perfecto. De aquí a la caseta, hombres, mujeres, legionarios de hoy y de ayer, y seguro que también alguno de mañana, familias, amigos… todos juntos celebrando y recordando: a los que ya no están, a los que sí pero en otro lugar, que haremos que hemos hecho… Y así hasta el año que viene.


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