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Historia y Cultura Naval 38 BIP Miguel de Cervantes, Infante de Marina l día 22 de abril, se cumplieron 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes. Ese mismo día me publicaron un pequeño artículo en un periódico de Huelva en donde quise dejar constancia la figura de Don Miguel como Infante de Marina, hecho ignorado por la mayoría de la gente y que nuestros hermanos del Ejército de Tierra también «desconocen» o más bien no quieren dar a conocer por las típicas rivalidades entre Ejércitos. La verdad es que cuando supe que, por nuestra parte, sólo el Tercio de Armada recordó la figura del autor más universal de las letras españolas como soldado de la mar, en un acto celebrado el pasado día 15 de abril en el Cuartel de San Carlos, presidido por el General del TEAR, debo decir que sentí necesidad de involucrarme personalmente en dicha conmemoración, sobre todo al tener constancia de que el ET sí programó muchos en el homenaje de este «Príncipe de los ingenios españoles », recordándolo como soldado de infantería. Por tal motivo, desde esta tribuna que me ofrecen, quiero dedicar mi particular homenaje a este insigne escritor y soldado de Infantería de Marina; aspecto poco conocido, ya que la mayoría de la gente lo vincula al con el de Infante del Ejército de Tierra. La vida militar de Miguel de Cervantes transcurre entre 1569 y 1584. Tanto esta circunstancia como la de haber participado en la jornada de Lepanto de 1571 y en otras acciones de mar y tierra son innegables e innegadas; sin embargo, lo que es punto de discusión es si se le puede o no considerar Infante de Marina. La unidad en la que sienta plaza, como soldado aventajado a los 22 años es la compañía de Diego de urbina, una de las diez de las que se componía el tercio del Maestre de Campo D. Miguel de Moncada. Se trataba de una compañía de Infantería española reclutada en el interior de Castilla, pero su destino estaba muy claro y constituía el mayor aliciente para los reclutas: combatir al turco por mar en los prolegómenos de la Santa Liga. Embarcado con su unidad, su primera campaña fue probablemente el socorro de Chipre, en el que las galeras españolas de Juan Andrea Doria, las del Papado y las de Venecia, bajo el mando conjunto de Marco Antonio Colonna, no pudieron impedir la pérdida de la isla. Formada de nuevo la Santa Liga, Cervantes embarca otra vez en Nápoles con su capitán y parte de su compañía en la galera Marquesa. y conocida fue su valiente actuación en el mayor combate naval del siglo. Enfermo de calenturas, su capitán ordenó su baja y que fuese retirado bajo cubierta por no encontrarse en condiciones de pelear, pero su alegato fue contundente: «...más quería morir peleando por Dios y por su rey, que su salud», pidiendo que «le pusiese en la parte y lugar que fuese más peligroso, y allí estaría y moriría peleando». En efecto, se le dio un puesto de gran responsabilidad, la defensa del esquife, clave de la propia galera, donde lucha heroicamente al mando de doce soldados, ya que su condición de aventajado le cualificaba para ello. En el transcurso de la batalla en la que, según atestiguan multitud de informes, se comportó con gran bizarría, recibió dos arcabuzazos en el pecho y otro en la mano izquierda, de la que resultó inútil. Si la actividad militar de este genio literario en ciernes hubiese terminado En el 400 aniversario de su muerte Nuestra historia E


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