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REVISTA GENERAL DE MARINA JULIO 2016

naturaleza ha generalizado en todo animal de la superficie marina el que se ha demostrado que es el juego óptimo de colores, tan insuperable que no tiene por qué inventarse ningún otro: el color gris oscuro del dorso de una gaviota posada en la mar pasa desapercibido para los depredadores aéreos que la atacan desde arriba, y el blanquecino del abdomen confunde al atacante submarino, al mirar hacia arriba, con la claridad y blancura de la superficie donde se encuentra la presunta presa. Siguiendo esta tónica no exageramos al afirmar que el gris naval, pintura habitual y clásica de los barcos de guerra de todas las marinas del mundo, es el color consagrado por RuMBO A LA VIDA MARINA Esta Aplysia (opistobranquio), fotografiada en una ría gallega por David Cabanillas Roldán, a quien agradecemos la cortesía, muestra una librea oscura, críptica, para pasar despercibida en el fondo o entre las algas donde vive. la mar como el más mimético y oportuno que existe y que, aunque la alta tecnología de detección naval con sus precisos aparatos electrónicos ha dejado obsoleta la simple identificación visual, el gris naval aún tiene mucho futuro porque cualquier otro rompería la armonía del paisaje marino y aunque solamente sea «por convergencia adaptativa»… Ya, ya sé que el avezado y paciente lector se estará preguntando, y con toda razón: si tan buenos resultados dio la gama del blanquinegro, ¿a santo de qué vienen las esplendorosas policromías de las caracolas, cotizadas como joyas por los más ricos coleccionistas de malacología del mundo o, incluso, fabuladas por su empleo como moneda de cambio, como fue el cauri, que era un gasterópodo, una porcelana que in illo tempore fue de curso legal en toda la costa índica de África, con proyección a la India desde Zanzíbar y al comercio de esclavos que tenía salida por la costa occidental africana? ¿Y qué decir de los deslumbrantes coloridos de esos gasterópodos que son las liebres y mariposas de mar, prodigio de fauvismo, tormenta onírica de colores, la paleta de pintor hecha ensoñadura? Y el mismo arrecife coralino en conjunto ¿no es un estallido de pigmentos increíbles que empalidece al mismo arco iris? Bueno, pues nos toca explicarnos: la mar, donde se estrenaron todos los colores y formas, obviamente sin ninguna intención poética, es el antecedente del arte, de la pintura, la cuna de la contemplación de la naturaleza, y es cuan- 60 Julio


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