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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL JUNIO 2016

Organización REVISTA EJÉRCITO • N. 903 JUNIO • 2016  39  Es decir, nos encontramos ante la primera unidad tipo brigada interarmas de nuestro ejército. No obstante esta organización quedó algo diluida pues, salvo la creación del Grupo de Montaña, asignado permanentemente a la 2.ª brigada del Campo de Gibraltar, el resto de unidades quedaron previstas para caso de guerra con unidades de su región. En conclusión, nos encontramos con dos organizaciones operativas totalmente diferentes: 28 brigadas divisionarias de dos regimientos con todos los apoyos centralizados a nivel división y tres brigadas independientes, en teoría interarmas, a las que podríamos hacer semejantes a las unidades de intervención inmediata surgidas de la reforma de 1965. Tal organización no dejó indiferentes a los pensadores y analistas de infantería. Un prestigioso general del Arma escribía en uno de sus memoriales que las brigadas divisionarias eran de carácter orgánico y no táctico, sus regimientos eran de carácter orgánico y poco táctico y el batallón era eminentemente táctico, y en cambio las brigadas de cazadores eran eminentemente tácticas con apoyos de otras armas. Según su criterio, las brigadas de cazadores eran mucho más operativas, al desaparecer el escalón regimiento, que implicaba muchos inconvenientes por las atribuciones de jefe de cuerpo que tenía el coronel. Admitía que las brigadas de cazadores tenían también un escalón intermedio que, como sabemos, era la media brigada, pero su coronel, con un mismo número de batallones que los regimientos, tenía muchas menos responsabilidades que los jefes de cuerpo, por lo que tenía un papel mucho más táctico. Expuestas estas consideraciones, hemos de reconocer que en julio de 1909 se pusieron a prueba estas brigadas, pues fueron las primeras en acudir a la crisis africana y recibieron de sus respectivas regiones los elementos de las otras armas, tal y como estaba previsto. Su rendimiento en el campo de batalla como tales brigadas no dio los resultados deseados, aunque se pudiera considerar que fue más bien por una movilización de reservistas para cubrir plantillas de guerra, aspecto que no se volvió a repetir en el siglo XX, así como el desarrollo de unas operaciones muy fraccionadas. Finalizada la campaña de 1909, la Tercera Brigada volvió a Barcelona y las otras dos quedaron entre el territorio africano y las proximidades del Estrecho. Finalmente fueron disueltas en la reforma de 1918, pero surgió una nueva brigada: la Brigada de Montaña. LAS BRIGADAS DE MONTAÑA 1918-1922-1931 En la reforma de 1918 los 12 batallones africanos siguieron una trayectoria que no detallamos, mientras que los seis de la brigada de Barcelona se transformaron en batallones de montaña con la previsión de duplicarse, cuestión que se consiguió años después con la transformación y el traslado de los batallones de cazadores insulares. De esta forma, en 1922 se crearon dos brigadas de montaña cuyas medias brigadas desplegaban en Barcelona, Jaca, Madrid y Ciudad Rodrigo, y sus batallones se encontraban en Barcelona, Granollers, Manresa, Seo, Estella, Jaca, Ronda, Alcalá, La Granja, Orense, Plasencia y Ciudad Rodrigo. Evidentemente, no podemos considerar estas brigadas ni tácticas ni interarmas. Sin embargo, tras las reformas militares de la II República, las tropas de montaña quedaron reorganizadas en dos brigadas, una en Gerona y otra en Bilbao, con dos medias brigadas de dos batallones, y tiene cada una un regimiento Napoleón I emperador de Francia. Con él la brigada adquiere su carácter de permanencia


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