DOCUMENTO Armas y Servicios en la Primera Guerra Mundial REVISTA EJÉRCITO • N. 900 ABRIL • 2016 117 directamente a la formación que le corresponda y que esté prevista. Pero por muy avanzado que se deba situar aquel puesto, es evidente que en la línea de fuego no puede establecerse, dado el fragor del combate en tal situación, la densidad de fuego y la poca preparación del personal técnico, en la más avanzada formación sanitaria. La ejecución de la misión ha de desarrollarse más atrás, suficientemente lejos del nutrido fuego, no más adelante del puesto de socorro y clasificación de batallón. En la Gran Guerra se comenzó a clasificar los heridos en: • 1ª urgencia: los que requieren una intervención inmediata y aquellos cuyo transporte agravaría su estado (antiguos intransportables). Este grupo está constituido por los grandes hemorrágicos, los torácicos asfícticos, los que sufren grandes fracturas de los miembros y los shockados. Son la clientela propia de los hospitales de campaña (aún no se habían creados los puestos quirúrgicos avanzados). • 2ª urgencia: aquellos a los que no perjudica un transporte de corta duración (antiguos inevacuables). Son los torácicos no asfícticos, los que sufren fractura con aparato de contención provisional, lesiones articulares o heridas múltiples. Son la clientela de los hospitales de evacuación. • 3ª urgencia: aquellos a quienes la intervención se les puede retrasar hasta 24-36 horas. Sufren lesiones esqueléticas con aparatos de contención bien colocados, son los heridos de partes blandas y los destinados a especialidades. Son la clientela del tercer puesto quirúrgico, el hospital de evacuación secundaria. • 4ª urgencia: aquellos a quienes no es necesario intervenir o, a los que les es suficiente una simple escisión. Son aquellos a quienes se podría transportar a todas las distancias en tiempo ilimitado. Son la clientela de los centros de recuperables. En todo caso, quedó patente que no se pueden situar grandes formaciones hospitalarias cerca de la línea de fuego. Solo las guerras de movimiento deciden una campaña, de modo que estas formaciones deben estar protegidas y dotadas de la mayor movilidad: si su ejército avanza, deben seguirle para continuar prestándole atención, asistencia y auxilio, y si su ejército retrocede caerán en manos del enemigo, con igual o peor desatención del mismo. La deducción era y es irrebatible: las grandes formaciones hospitalarias cercanas al frente no están capacitadas para seguir las fluctuaciones de la lucha. Entonces, ¿qué hacer? Pues poner en marcha una organización flexible, capaz de adaptarse a la manera de la guerra de movimientos. La clínica ayudó a solucionar el problema: el periodo de latencia de una infección es, prácticamente siempre, inversamente proporcional a la gravedad de la herida. Luego, para que el servicio funcionara adecuadamente, se destinó a la unidad de tratamiento de vanguardia un cirujano experto que realizara una clasificación correcta de las bajas para quedarse e intervenir las que no admitieran espera y evacuar a otra formación sanitaria más en retaguardia a aquellos heridos que pudieran esperar. Así nacieron los puestos de socorro y clasificación. Y, ¿dónde situar esa formación de vanguardia de segunda línea? Esta vez fue el campo de batalla quien facilitó la respuesta adecuada. La observación del mismo llevó a la conclusión de que su zona más posterior (entre 10 y 18 kilómetros de la línea de fuego) solo estaba batida por la artillería de ejército del enemigo, la cual, si bien era muy potente, era de menor densidad de fuego que la artillería de campaña y trataba de concentrarse en objetivos precisos. La solución, pues, fue ubicar esta formación sanitaria de segunda línea (que habría de ser de capacidad limitada y de característica móvil) apartada del fuego y la vista enemigos, junto con una buena línea de evacuación y con buen aprovisionamiento de agua. Así nació el hospital de campaña, encargado de ese pequeño lote de heridos graves que es peligroso remitir al más retrasado hospital de evacuación, sometido a la jurisdicción del cuerpo de ejército. Y sin olvidar a los heridos leves y a los poco menos que recuperables espontáneamente, permanecieron útiles los antiguos centros de recuperables, situados cerca del frente. Allí se les enviaba con vistas a una muy próxima total recuperación e incorporación a sus unidades.n
EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 900
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